jueves, 10 de diciembre de 2009

Conjugaciones

"Cuando al punto final de los finales no le siguen dos puntos suspensivos"
J.sabina


Es tan fácil encontrarme
como mirar hacia arriba un día nublado
o gritar en un callejón
cuando todos se han marchado hartos de esperar;

porque estoy zurcida
con jirones de la piel de quien nunca se quiso,
es fácil hacer intercambio de remiendos
cuando te quieres menos que quien dice que no se quiere;

hasta que todos se marchan
y me veo gritando sola en el callejón
esperando que la noche sea un poco más larga
o el alba menos clara
para que nadie apague las velas.

Es fácil querer
cuando la persona que no se quiere
te quiere mil veces más de lo que se querría a si mismo
y tú le quieres tanto más de lo que llegarás a quererte nunca,
pero lo difícil es querer sin dejar de quererse,
querer que te quieran como deberías querer.

“Hay que beber amnesias hasta que olvides por qué bebías”
me dijo una mujer de semblante cansado
que se había sentado junto a mí en una acera,
ella no recordaba cuándo empezó a beber
y no dejaba de hacerlo por miedo a los recuerdos.

Si cierras los ojos desaparezco
porque estoy hecha de palabras,
de lágrimas que seca el viento,
y de sonrisas silenciosas.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

"Al otro lado del espejo" defiende el cuento y yo también, porque soy cuentista

MANIFIESTO POR EL CUENTO(Carta abierta a todas las publicaciones periódicas)

¿Qué motivó que el cuento como nuevo género literario tuviera dos espectaculares apariciones, primero en el siglo XIX y, después, en el XX? La respuesta es la misma: su publicación en revistas y diarios.
....Los cuentos modernos nacieron y se difundieron en los periódicos, antes de convertirse en los libros que los recopilaban.
....Poe, Chéjov, London escribían sus cuentos para periódicos. Carver, Cheever, Fante, Bukowski y los escritores del realismo sucio americano de mediados del siglo XX adelantaban sus publicaciones con cuentos en periódicos. La nueva generación americana del desarraigo publica en fanzines y diarios locales, y algunos también en diarios nacionales de gran tirada, antes siquiera de presentar su primer libro de cuentos.
....En la América de habla castellana, el cuento ha sido siempre un invitado habitual de las publicaciones periódicas.
....¿Qué ocurre en España con el cuento?.
...¿Ningún periódico es capaz de liberar una columna para acoger un cuento moderno?.
...Hablamos de dar oportunidades a escritores en muchos casos desconocidos que dedican una atención sostenida y rigurosa al género narrativo breve: a cuentistas.
....El cuento es un género narrativo mayor, quizá el más complejo en su elaboración a pesar de su aparente sencillez, y que requiere de una excelente precisión técnica para lograr que en el lector surja el efecto deseado.
....El cuento es corto por definición, y muy intenso. El buen cuento marca un antes y un después en la mente del lector que ha sentido como un terremoto bajo sus pies.
....El cuento explota en la cabeza, anida en el alma y enseña a ver la vida desde otra perspectiva.
....El cuento aguanta sin respirar tres estaciones de cercanías y varias de metro. El lector viaja, sí, pero no en el vagón.
....El cuento es el género literario más acorde con el actual mundo, presuroso y alocado. Y lo es por dos motivos. Primero, por su minimalismo intrínseco. Y, segundo, porque en su interior guarda una bomba intelectual.
....Demos una oportunidad al cuento.
....Cada año más cuentistas se suman al movimiento. Mucho tienen que ver en ello las escuelas de creación literaria y los talleres que se han multiplicado por cien en los últimos tiempos.
....El cuento como paso de la nada a la novela ya no es un simple ejercicio de preparación. Muchos de los cuentistas modernos son conscientes de que han encontrado en el relato corto su distancia.
....El cuento, el buen cuento, es un reto.
....Los cuentistas son a su vez devoradores de cuentos; fagocitan y degluten relatos con la esperanza de descubrir una nueva forma de tallar ese “diamante” en bruto que es la idea previa a la composición.
....Lo que expresamente se solicita a la prensa escrita de este país es la concesión de un pequeño espacio diario o semanal en sus páginas de cultura destinado a la narrativa breve, y que este espacio goce de la permanencia que, pensamos, merece este género literario.
Esteban GutiérrezGómez
Cuentista
http://alotroladodelespejorevista.blogspot.com/
revista.alotroladodelespejo@gmail.com

viernes, 27 de noviembre de 2009

"Abracadabra"


Tal vez no sea tan difícil;
descontar lo contado
borrar lo escrito
deshacer lo hecho
despertar los sueños,
puede ser que dos años de papel sean media vida lejos de ti,
y el mejor poema
si me hubiese quedado pegada a tu boca,
si de un salto me hubiese colado en un bolsillo de tu pantalón.

Si algo he sabido es que el amor
no es una carrera que se enseñe en universidades
ni un libro todavía por escribir,
que no es una pelota con el color de la luna
ni una pancarta de bienvenida,
que veintiocho años después
todavía me siento en la playa
esperando que el mar me traiga un mapa hacia tu tierra
un camino que no se deba recorrer andando
ni por el cielo ni sobre el agua,
una palabra mágica
un “abracadabra” que me devuelva al momento
a ese preciso momento en el que no supe qué decir.

Quisiera poder prometer
que ya no habrán más poemas
ni más intentos vanos de reinventar nuestros nombres,
porque se que el dolor se cobra más de un suspiro
y nuestros sacos de penas
ya no resisten más sinsabores.

Por eso te diré
que no tendrás más noches sin luna
ni paseos sin mar,
que no te importe que ande muda tras tus pasos
ver mi sombra bajo las farolas
o mis huellas en tu orilla,
no te sorprendas si una ráfaga de viento te devuelve mi olor
pues nunca me lo llevé
y será siempre tuyo,
seguiré en el mismo lugar donde nos quedamos
sin esperarte
esperando que no me esperes,
sin olvidarte,
esperando que no me olvides.

jueves, 26 de noviembre de 2009

Desconfianza

Hay algo parecido a la desconfianza,
viene a ser como un puñal en la espalda
que se me clava más y más
cada vez que doy media vuelta sobre el colchón,
una duda que huele a engaño, a mentira, a burla
imposible de digerir,
una enfermedad corrosiva que se inició en mí
con solo dos células podridas
crece con las horas, con los días
y no hay ácido corrosivo que la extraiga.

No puedo mentir y decir que no duele;
me desvela de noche y me adormece,
me irrita, me altera, me posee y me desorbita,
me transforma hasta que dejo de ser yo.

Lo cierto es que para mí han muerto las cosas muertas
no me empeño en mantener vivas cosas pasadas,
pero el presente es un embudo
y me ha tocado la boca estrecha.

Qué le puedo hacer a esta vida
tan llena de mentiras, de intereses, de desprecios,
qué voy a hacerle a esta desazón
que lo ha convertido todo en amenaza.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

¿ADOPTAS UN CACHORRO?

Conozco a alguien que su perrita ha tenido cachorros, 6 para ser exactos y hemos conseguido que 4 tengan un hogar agradable, pero quedan 2 que en una semana serán enviados a la protectora (el dueño no entra en razón).
La madre de los cachorros es sitzu y el padre es de otra raza, pero tamaño similar.
Si estás interesado en un cachorrito, por favor, hazmelo saber a este mail wywyna@hotmail.com Tienen un mes y una semana, son como ositos...la hembra es blanca y negra y el macho es marron y blanco.
Piensalo, un animal es una responsabilidad, pero tambien dan mucho mucho cariño.

Besos a todos.

jueves, 12 de noviembre de 2009

¿Qué pasa cuando te quieren y tú ya no? Cuando miras atrás y no sientes añoranza de nada, aunque tampoco borrarías el pasado porque es tuyo. ¿Qué pasa cuando ya sientes que el amor no es más que un trozo de ceniza que se ha rendido despues de la lluvia? y ¿qué ocurre despues de que la noche que pensabas llorar no lo haces?
¿Qué se siente despues de la tristeza?Y después de la nada,¿se siente algo?
Ya no espero nada y espero que el que espera se desespere y me deje como causa perdida, que es lo que soy y aunque me tenga que alimentar de versos y relatos de aquí al final de mis dias, sola, creo que por primera vez en mi vida me alegro de ser gen-éticamente inexacta.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

martes, 20 de octubre de 2009

Crimen sencillo


Cuando siento que ya está todo dicho
todo escrito
aparecéis tú y tu sonrisa
tú y tu mirada
tú y tus besos,
tus manos, tu cuerpo.

Vienes con esa voz que me hace dudar
si estoy despierta o todavía duermo,
te tumbas a mi lado y me acaricias
como las olas lo hacen con la arena,
como la brisa mece a los árboles.

Te posas sobre mí
y te acercas tanto, tanto,
que sin darme cuenta te tengo dentro.

Entonces me alcanzas profundo
hasta la tapa de la caja donde duermen los suspiros,
y te respiro al oído hasta que me entiendes
descubriendo que cada jadeo guarda un te quiero,
y te entrego mi cuello para tu boca,
mis pechos para tus manos
mis ojos para tus ojos,
y siento que ya no hay nada que dé más miedo que perderte,
bueno sí,
que dejes de quererme
o te olvides de mi nombre cuando llegue el invierno,
así que cuando caes rendido me levanto de tu lado,
así, desnuda todavía,
vestida solo con tus caricias,
y asesino el calendario en un crimen silencioso.

sábado, 17 de octubre de 2009

Así, sin más


El día menos pensado
me verás llegar calle abajo
con cara de niña buena y mis armas afiladas,
con los pies descalzos, llenos de arena,
despeinada y cansada
como después de una guerra,
me acercaré a tu boca y…
como quien no quiere la cosa

te diré que tengo sed
................... ........que tu saliva es lo que único que la sacia,
diré que tengo hambre
......................que tu piel es lo único que aplaca mis ansias,
te diré que tengo sueño
...........y que tu cuerpo es la única cama donde quiero mecerme,
así sin más.

viernes, 16 de octubre de 2009

El día que muera lo haré con la palabra "FIN" escrita en la palma de mi mano.

jueves, 15 de octubre de 2009

Dolor de estómago


Hoy me duele el estomago y cuando eso me pasa lo veo todo de otro modo. Todo se vuelve más gris y cuando me gritas parece que lo haces mucho más fuerte que de costumbre. Las palabras se vuelven reproches y siento pena por todo, pero nunca de mí, sino de ti mayormente, porque siento que algo te molesta, algo que debería no ser así, quizá no sonrío como ayer o mis besos te supieron a barro, pero no el barro de la lluvia recién caída, sino al que se hace en los pastizales junto a los caminos donde orinan los perros y defecan los caballos.
Hoy me duele el estómago y cuando eso me pasa tú no me hablas, es normal, lo comprendo, en días así a penas sirvo para nada, de la cama al sofá haciendo de nómada a rastras por el pasillo, pero te prometo que mañana estaré bien y me quitaré la ropa delante de ti y dejaré que me hagas lo que quieras y que me llames Lidia aunque realmente no sea mi nombre porque cuando me llamas así sonríes y me amas, entonces me siento bien por saberte feliz. No me importará que me ignores al terminar, porque sé que siempre estas cansando y amnésico después del sexo, pero hoy…hoy no puedo ser nada más que yo porque me duele el estómago, bueno, el estomago y el alma, pues te acabas de encerrar en el cuarto después de llamarme inútil. Tu mundo y tú vivís en otra galaxia paralela al salón de casa, yo soy solamente una visitante fortuita que aparece de vez en cuando y hace maletas cuando se lo pides.
Hoy me duele el estomago, creo que empezó anoche cuando me dijiste que en tu cama solo había sitio para dos y ya solo mi cuerpo completaba el cupo, que si pensaba quitarme la ropa mejor no encendiese la luz porque no querías vomitar la cena, era el momento de salir de allí con la manta debajo del brazo y dormir en el sofá, sabes que no me molesta porque es muy cómodo pero la ventana está rota y cuando hace aire golpea y hace ruido, tanto que me da miedo. A ti no te importa que llore cuando tengo miedo, dices que si no lloro por una cosa al final terminaré haciéndolo por otra y que cuando antes salgan esas lágrimas mucho mejor para todos. Así que procuro llorar rápido y en voz bajita para que puedas escuchar bien la película de tiros que echan por las tardes, a mi no me gustan esas películas, pero me dejas cogerte de la mano mientras las ves, así que me quedo contigo mirando la televisión.
A veces quisiera emigrar de tu lado, marcharme lejos sin dejar despedidas, pero entonces me llamas por mi nombre y me miras a los ojos, a mi se me cura el dolor de estómago y me siento mal por haber pensado alguna vez en alejarme de ti. No soy buena en nada y pocas cosas me gustan tanto como escribir, tú dices que eso son bobadas y que la poesía me está volviendo loca, que si algún día me encierran en un manicomio no vendrás a verme y si lo haces lo harás de la mano de Lidia, que es la única que me medio soporta en este mundo.
Ella me cae bien, no sabe que me llamas así mientras me haces el amor y tampoco se lo quiero decir, me da vergüenza, no quiero que piense mal de ti, yo sé que lo haces sin maldad, porque me quieres, me lo dices una vez a la semana y suena tan sincero que a mí me basta.
Hoy me duele el estómago y creo que más que de costumbre. El médico me recetó unas pastillas para cuando esto me ocurriese, dice que es ansiedad, pero yo estoy convencida de que es el amor que intenta salírseme por la boca. Me dijo que bastaba una pastilla con el desayuno y otra antes de dormir. Como hace más de un mes que no duermo creo que me las voy a tomar todas juntas, es lo mejor, treinta días por dos pastillas diarias son sesenta. Ojalá durmiese sesenta días seguidos o sesenta años, al menos no me dolería el estomago.
Una, dos, tres…veintisiete, veintiocho, veintinueve…cincuenta y ocho, cincuenta y nueve, sesenta.

sábado, 10 de octubre de 2009


Preguntas por el poema más bonito del mundo
y yo solo sé decir que te quiero,
que si la luna se cayese al mar una noche de estas
caminaría hasta encontrar el camino que lleva a tu playa
aun entre esa oscuridad que no inspira alegrías;


que puedo dibujar corazones en el asfalto
cada vez que mis tacones preguntan por ti,
siempre que las aceras se vuelven de arena,
para después deshacerlos con un par des pestañeos
y tu aire del sur.


Me hablas de poesía
y yo, que no sé lo que es eso
garabateo versos sobre la almohada
por si te da por venir a recogerlos uno a uno con los dedos
y después ordenarlos sobre mi espalda a tu antojo,
por si me entra el miedo y a ti la risa
cuando la amnesia aparece en mis labios
para forzarme a olvidar cómo se besa.


Puedo escribirte un poema, dos, tres, infinitos
pero no hay palabras,
ni metáforas ni rimas;


solo me quedan los brazos a los que les falta tu nombre
mis piernas a las que les falta tu cuerpo
y mis ojos para mirarte una vez más,
otra última vez mientras me explicas cómo debe empezar
aquel poema del que me hablabas.

martes, 22 de septiembre de 2009

Adiós



Me dijo adiós
después de setecientos cincuenta y nueve días
y sus palabras sonaron tan mudas
que me dieron miedo,
el miedo que entra cuando sabes que es todo verdad,
que la canción que escuchabas ayer ya terminó hace tiempo
y lo que ahora te acaricia la piel es solo aire,
un aire libre de besos
seco de suspiros,
vacío de historias de amor,
un aire que sopla sin destino
y vuelve a mí como un boomerang que azota en la cara.


Es el momento de mirarse las manos y ver qué queda
aparte de un puñado de versos que llevarse a la boca,
de besos que echarse a los ojos para no llorar,
sueños que enterrar en el patio de atrás
esperando que cuando llueva florezcan
o mejor aun,
esperar que se inunde todo y se pudran
porque los sueños son como la humedad
trepa por los muros de la casa más fuerte y la corroe,
llega a deshacerla dejando solo una montaña de escombros.


Adiós es una palabra que se dice solo una vez,
la última.
-Doctor, ¿usted cree que será la gripe A?
-Veamos, ¿usted esputa y excrementa?
-Sí, soy puta, pero no escarmiento.

viernes, 18 de septiembre de 2009


A veces quisiera que el futuro tuviese nombre propio,
uno compuesto donde cupiésemos los dos,
también le daría un apellido con nombre de mes de verano
para ver una eternidad cómo el mar te moja los tobillos.

Creo que nunca te dije que las tristezas duermen en mi nuca
y que cuando las soplas se marchan tan lejos
que casi consigo olvidar que existían.

Tampoco te dije
que necesito tu cuerpo desnudo sobre mi
porque con cada gota de sudor que me salpicas
consigues anestesiar un fantasma,
y créeme, los tengo de muchos colores
a veces los ordeno del más guapo al más feo
pero siempre se terminan enfadando y se vuelven contra mí.

Debo contarte ahora
(que todavía tienes tiempo de salir corriendo),
que las nubes hacen nido detrás de mis párpados
y siempre llueven en el momento más inoportuno
aunque seas capaz de decir que me quieres
por lo menos doscientas veintisiete veces al día;

que no siempre huelo a vainilla
porque la pena huele a algo parecido a la distancia
o a los silencios
y tal vez tú no creas en ellos
pero yo sé que existen y que se hacen grandes cuando no te veo.

Quiero decirte que quererte
es lo más parecido a la fe,
a cerrar los ojos e imaginar que “mañana”
es mucho más que veinticuatro horas después
y que durará todo el tiempo que consigamos mantener nuestras bocas unidas.

Puedes correr hacia el norte,
lejos,
donde no te alcancen mis versos,
pero si has de hacerlo hazlo ahora
o por el contrario quédate a mi lado
ayudándome a sostener esta inexactitud que tanto odio.

jueves, 17 de septiembre de 2009

Tiempo y marea


No puedo querer si dejas de quererme,
si a tu ventana le pones enredaderas para que no pase el sol
o para que no se te escapen los versos,
ni podría respirar ilusiones
si sé que tras ellas solo me queda una playa vacía,
el mar desde ese día solo será un desierto con agua salada.


La poesía se convertirá en palabras que danzan sin sur
y revolotearán alrededor de mi cabeza
como luciérnagas en celo
esperando que señale a algún lugar
donde descansar tranquilas.


Y sé que puedo quererte aunque no te vea
aunque tus ojos solo sean el reflejo de mi recuerdo,
puedo quererte,
viéndote marchar
mientras a mis pupilas les crecen uñas y se aferran a tu espalda,
mientras a mis ojos les crecen alas
y vuelan contigo al otro lado del espigón
desde donde me observas con tu sonrisa, que de tan tuya es mía.


Suenan los despertadores,
todos a la vez,
y me recuerdan que el tiempo de ahora no es nuestro,
pero hay un segundero que dice
que mañana habrá un infinito para nosotros,
podemos morir de impaciencia,
deshacernos como papel mojado y desaparecer con las lluvias de Octubre
o seguir cruzando los dedos, cada uno en su orilla
e inventar los besos que todavía nos debemos.

jueves, 10 de septiembre de 2009


Tengo días sembrados en macetas
para que nunca nos falten,
para que trepen por las ventanas
y no nos dejen escuchar decir “adiós” al sol,
he guardado todos los abrazos que te debo
junto a mis lunes,
para que no mueran como les ocurrió a los viernes,
por si decides sonreír algún día
con tu boca pegada a la mía
y así me dejes tragarme tu risa,
porque debe saber a bufanda en una mañana de enero,
al té de las cuatro y media,
a pecado de media noche,
a luna en su cuarto menguante.


Voy a borrar las huellas que me llevan a ti
y a dejar que seas tú quien las dibuje de nuevo
si es que todavía me quieres;


porque ya no sé si quiero seguir viendo amanecer desde mi cama
o prefiero ver el mar reflejado en tus ojos
hasta que el sueño nos gane un poema.


Tengo las manos dormidas en el regazo,
mejor dormidas que muertas,
mejor dormidas que amnésicas,
mejor mañana que nunca,
mejor tú que cualquiera.

martes, 1 de septiembre de 2009

No importa




De sobra es sabido que el que calla otorga,
¿y cómo excusarse sin que parezcan excusas?
¿cómo decir tantas cosas que no se quieren contar?
¿cómo hablar,
cómo explicar que a falta de palabras buenos son versos?


Dices “no importa”
y mis ojos se esconden tras los párpados una vez más
esperando que vengas a despertarme un día de estos
que me llames desde la estación
y me digas que llegaste lo más cerca que conocías
aunque el resto del camino deba andarlo por ti,
e iré descalza,
con la melena despeinada y el pijama de arcoiris,
me verás llegar con la maleta a hombros
abierta de par en par para llenarla de eso que no tiene nombre.


Todo es difícil ahora que el mañana está tan amanecido
ahora que tu voz se ha dormido en mis oídos
que tu sonrisa está embargada
que mis esperanzas mueren y resucitan con cada latido,
ahora que entiendo que te perdí hace tanto
que creo que nunca te tuve,
siquiera cuando fuiste mío durante ese instante
en que tus labios rozaron los míos,
cuando se volvió tibio el mar a la altura de tus tobillos
y la arena se volvió un lienzo donde escribirte secretos.


“No importa” dices;
y el mañana está muy amanecido,
pronto será tarde para seguir queriéndote
o será demasiado pronto para seguir amándote a mi manera
mientras tu me olvidas a la tuya.

lunes, 31 de agosto de 2009

Pedazos de tiempos


Hay trocitos de todo esparcidos por el suelo
como si un vendaval
acompañado de una lluvia de cuchillas de acero
hubiese decidido caer aquí mismo, sin previo aviso.

Restos de ayer mezclados con ideas de mañana
reptan por el suelo
e intentan treparme más arriba de los tobillos,
un coctail de miedos y derrotas nublan la visión
se aferran a mis zapatos y hacen del asfalto arenas movedizas.

Gritar es imposible,
olvidé cómo se pronuncian las palabras de auxilio,
el llanto es una epopeya que incluso a mí me aburre,
solo queda esperar desnuda en la cama
a que la luna venga y me abrace
que me cuente despacito que es verdad
que en su cara oculta existe ese lugar donde nacen las luciernagas;

que aparezca, se cuele por la ventana
y me diga que no hay nada que temer,
que la magia dejaría de ser mágia si todo fuese real,
que los genios no solo existen en las lámparas
y que los sueños….
solo son imposibles cuando dejas de creer en ellos.

viernes, 14 de agosto de 2009

Yo Beatriz



- Me llamo Beatriz y tengo veintisiete años. He venido porque mi psicoanalista me recomendó las terapias del doctor Martínez. Tengo un problema, o eso dicen, pero en realidad no creo que sea tan grave. Todo comenzó el día que me regalaron un diccionario de rimas, la verdad es que no sabía de su existencia y de haberlo sabido tampoco me hubiese interesado por ello, pues aunque aficionada a la poesía siempre fui en contra de todo tipo de reglas. Lo abrí por curiosidad y comencé a reírme de lo inútil de aquel artilugio, comencé a leer las palabras en voz alta y era como escuchar un rap infantil. Le cogí el gustillo a eso de reírme de las rimas y al final me obsesioné con ello de tal modo que cada vez que hablaba con alguien y en las terminaciones de sus frases había una palabra con rima fácil mi mente buscaba la palabra exacta. Al principio eran cosas inocentes, rimaba bata con gata, montaña con araña, sota con rota y cosas por el estilo. Después comencé a rimar mi nombre, Beatriz rima con muchas cosas, pero la que mas me gustaba era meretriz y cada vez que mi madre me llamaba compulsivamente salía esa palabra, después no solo respondía a la voz de mi madre, sino a la del resto de la gente que me nombraba. No creo que sea un problema, pero bueno, aquí estoy al menos para pasar un rato.
- Bueno Beatriz, nos alegra tenerte aquí. El reconocimiento de un problema es el comienzo de la cura. Con paciencia y voluntad podremos corregir esa desviación en tu comportamiento. Ahora le daremos la bienvenida a otra persona que es nueva también. Cuando quieras.
- Hola, me llamo Laura y tengo treinta y dos años. Actualmente vivo en Madrid en casa de mis padres, pero soy de Logroño.
- Coño.
- ¿Perdona?- miraba el doctor Martínez por encima de las gafas con mirada de censura.
- Nada nada, no dije nada. Continúa.
- Bueno pues como venia diciendo, antes vivía en Logroño con mi marido, pero se separó de mí porque no soportaba mi obsesión por la limpieza.
- Pues no le veo la lógica, una separación por un problema tan simple, no se, no logro comprender el concepto.
- Inepto.
- ¿Decías algo Beatriz?
- No, nada.
- El caso es que me di cuenta de mi problema un día mientras fregaba los platos, tenía
cogido el estropajo con muchas ganas hasta que me di cuenta que me sangraban los dedos de frotar con tanta fuerza el fondo de la olla.
- Polla.
- ¡Pero Beatriz!
- Meretriz. Es que no lo puedo evitar.
- Continua por favor Laura.
- Después me empezó a ocurrir con la verdura y la fruta.
- Puta
- Me daba la sensación de que por mas que las lavase siempre les quedaba tierra.
- Perra.
- ¡Pero Beatriz!
- Meretriz. Lo siento, lo siento de veras.
- Sigo?- preguntó Laura con timidez.
- Si por favor, no se lo tomes en cuenta.
- Gracias. Con la ropa me ocurría lo mismo, la lavaba unas siete veces seguidas así que nos duraban poquísimo las prendas. La gota que colmó el vaso de la paciencia de mi marido fue verme meter en lejía su gorra.
- Zorra.
- Pero vamos a ver, no puedes atacar así a mi paciente.
- Doctor, le juro que no lo hago adrede, sino ¿qué cree que estoy haciendo aquí? ¿no me dijo usted que me iba a curar? Vaya una mierda de terapia. ¿Sabe qué le digo? Que se meta esta pantomima por el …
- Si lo dejas ahora todo el proceso, todo el tratamiento habrá sido nulo.
- …culo!

miércoles, 12 de agosto de 2009

Sopla, que me quemo


Ya sé
que para resurgir de las cenizas
primero habría de arder,
desaparecer tras una llamarada
y poco a poco florecer con las lluvias;


Y encontré
que la mejor muerte,
la que me lleva más ardua hacia el fuego,
se encuentra entre tus piernas,
en la saliva que derramas en mi boca;


Que la fricción más candente
existe en los milímetros que suman tus manos
mientras pasean por mi piel
y yo me dejo mecer bajo los vaivenes de tu cuerpo,
estremecida
aferrada a las sabanas que amenazan con asfixiar la noche.

domingo, 2 de agosto de 2009

Hasta pronto

Lo más curioso de mis partidas es que sé que voy a volver, la incertidumbre reside en cómo estará todo a mi regreso. Mentiría si dijese que no tengo miedo, tengo un pánico terrible revolcándose en el pecho que de vez en cuando me pellizca el estómago. A veces el mejor modo de hacer las cosas es justo el contrario de como lo haría la gente que tengo alrededor y eso es como caminar sobre una pasarela de madera suspendida por unas cuantas cuerdas, se tambalea produciendo vértigo y miedo a caer al vacío, pero si no lo hago nunca sabré qué hay al otro lado, porque de momento sé qué hay en este y no me gusta nada.
Lo peor de algunas despedidas es que son para siempre y siento que la mía lo es, no para contigo, pues seguiré por aquí dando la lata.
Es la primera vez que salgo de detrás de mis letras para mostrarme tal y como soy, sin personajes ficticios de por medio, sin prosas ni versos. Digamos que soy una cobardica y que prefiero meter cachitos de mí en pieles ajenas, es mucho más fácil capear la realidad de este modo, jugando al despiste. Quien me medio conoce (porque conocerme entera es algo que no he conseguido ni yo misma) sabe que soy un poco caótica, que estar cerca de mí es como observar una montaña rusa un sábado de feria.
Hoy necesitaba hablarte, contarte que mañana me marcho de aquí para intentar encontrar… ¿la felicidad? No sé, creo que la felicidad no es algo que se encuentra metido en una caja envuelta en papel de regalo, lo cierto es que la felicidad se encuentra en cachitos pequeños esparcidos por ahí, mi última felicidad y una de las más grandes la encontré junto a unas casitas de playa, pero eso es algo que me guardo. Hay felicidades de muchas clases, como las casualidades.
Lo cierto es que no sé que quiero encontrar, a mí misma supongo, hace tiempo que me perdí. Es fácil perderse cuando te das cuenta de que te puedes vender a cambio de una mierda, de que quien te tiene que querer te quiere de una manera que hace que dejes de quererte, aunque él no se dé cuenta y después de tanto tiempo siga pensando que nadie te amará de ese modo. Es fácil perderse cuando en un momento dado sentiste que la vida no valía la pena y que si no fuese por esas dos o tres personas que te quieren con el alma sería absurdo continuar para seguir sintiéndose un trapo con el que limpiarse la fatiga.
Mañana a estas horas tal vez esté llorando sola, en la cama de una habitación de hotel o puede que sonría mientras miro la luna reflejada en el mar de una playa del este, de lo más al este que nunca he estado, mientras pienso en ti, aunque si pienso mucho en ti quizá también llore por no tenerte a mi lado. El no saber no me da miedo, me gusta mirar a delante y ver que tengo un camino por andar y que todavía no hay marcas en el suelo.
Solo quería darte las gracias por este tiempo que has estado conmigo, leyéndome, emocionándote, hablándome en cada mensaje, quizá decepcionándote, aburriéndote, por el momento hasta aquí llega uno de los capítulos de mi vida, espero que a partir de ahora todo sea un poquito más fácil y si por lo menos no puede serlo, que siga siendo emocionante.

Gracias por estar tan cerca, volveré pronto (sin promesas).

viernes, 31 de julio de 2009

El juego de las arañas (26-8-08)


Porque hay momentos
en los que uno se cansa de respirar el mismo oxigeno podrido
lleno de mentiras y desprecios,
porque las mañanas llegan cada vez más tardías
y la noche se va cerrando sin previo aviso,
porque las tristuras pesan cada vez más en los párpados
y el valor cuesta cada día una sonrisa más cara,
las esperanzas han pasado a ser quimera
y los sueños….ah…los sueños, ¿qué eran?

Las fotos no son más que escenas fingidas sostenidas en marcos de recuerdos;
son débiles los recuerdos
y el llanto a penas moja, se limita a caer sobre las mejillas
¿quién recoge las lágrimas?
Déjalas, me gusta la lluvia salada.

No hay segundas partes
¿y si las hubiera?
Siempre son peor de lo que se puede preveer
una sombra de lo recreado en la mente, errores de la conciencia.

El juego de las arañas es tejer,
tejer en la mente una tela que no deje escapar los instantes
retener el pasado, enredarlo y dártelo de comer en momentos famélicos.
Atar cordeles en los tobillos y sesear historias hasta que te duermas,
jugar a la comba con los finos hilos
y pretender salir ilesa,
mis arañas…..
respiramos oxigeno podrido, lleno de mentiras y desprecios
¿y sabes qué?
Todavía no estamos cansadas.
¿volvemos a jugar?

jueves, 30 de julio de 2009

Cifras (VI)

Me acerqué y la abracé fuerte, muy fuerte y pensé que no importaba que ya no fuese una niña o que fuese a casarme y tener mi propia familia, junto a mi madre sentía que nada malo podía pasarme. La besé en la cabeza y fui al cuarto de baño en busca del teléfono para llamar a Ramón, por una vez era yo la que le iba a regañar por retrasarse, marqué su número con aire victorioso pero no conseguía contactar, el teléfono no reaccionaba. Me acerqué a la ventana buscando cobertura y entonces sí, llamé. Pero el teléfono seguía sin conectar. Pedí a mi hermano que me dejase llamar con el suyo, pero tampoco reaccionaba, así que llegué a la conclusión de que era el de Ramón el que no tenía cobertura. Me senté junto a mi hermano en el sofá a ver los dibujos animados y le recriminé que la edad que tenía ya no era para como para estar viendo cosas de niños, pero lo cierto es que a mi también me gustaban, solo que no podía desaprovechar la oportunidad de hacerle rabiar. En la calle había un día movidito, desde hacía algo mas de media hora sonaban sin parar sirenas de policía y de ambulancias. Ya eran las 8:30.
Cortaron la emisión de lo que estábamos viendo para hacer un avance informativo. Las imágenes eran de la estación de Atocha, decían que había habido una explosión y algunos heridos, pero que de momento no se sabía nada más. Le quité el teléfono a mi hermano y volví a llamar a Ramón, pues él tenía que bajar en esa estación, pero seguía siento inútil contactar con él.
Me parecía demasiado extraño que no me llamase aunque fuese desde una cabina. Quería ir hasta allí pero me lo impidieron, mi madre decía que lo mismo nos cruzábamos los caminos y que lo mejor era esperarle en casa. Buscamos los canales donde hubiese informativos y cada vez hablaban de más victimas mortales y un montón de heridos. Ya no solo había habido una explosión sino varias. Ya eran las 9:30.
Lo que pasó a continuación lo recuerdo como si lo hubiese vivido en un sueño. Sonó el teléfono de casa y mi padre lo cogió, mientras escuchaba lo que le decían desde el otro lado se volvió y me miró con la cara pálida. Era la hermana de Ramón.
Supongo que a estas alturas no hará falta que os diga que Ramón murió ese día. Le arrebataron la vida de la manera más absurda, por el motivo más absurdo y con la mayor frialdad posible.
Ahora me paro a pensar en las veces que lloré mientras él estaba trabajando en la frontera de Gaza, el miedo que sentía cuando me paraba a pensar que podía pasarle algo malo. Si de algo me alegro es de no haberle retenido aquí por mi propio miedo, al final el cumplió su sueño y aunque mis pesadillas también se materializaron ocurrió tan solo a un par de kilómetros de mi propia casa.

Una vez, cuando todavía era pequeña la maestra nos pidió que hiciésemos un dibujo sobre la guerra y como a mi no me gustaban las guerras dibujé una novia con un ramo de flores precioso.

miércoles, 29 de julio de 2009

Cifras (V)

A los dos días de estar en Madrid me pidió matrimonio. No me lo esperaba, para que engañarnos, ninguno de los dos éramos tradicionalistas, más bien hubiese esperado que me propusiese irnos a vivir juntos, pero ¿casarnos con anillo, vestido blanco, ramo de flores y todo eso? Nunca, jamás lo hubiese sospechado. Quien se llevó una gran alegría era mi padre, el pobre pensaba que el matrimonio me ayudaría a sentar la cabeza, no le quise quitar la ilusión, así reservé mi razonamiento lógico-aplastante sobre el matrimonio y los cambios de personalidad en el ser humano para otro momento, tal vez para más tarde cuando mi hermano viniese a reírse nuevamente de Ramón y de mí. Me encantaba atormentar a Sergio con mis ideas y análisis sobre el ser humano, era tan vulnerable que terminaba con cara de impacto. Como siempre le he dicho, mucho cuerpo y poco cerebro. Se pasaba las tardes en el gimnasio levantando pesas y aunque siempre me lo ha negado, sé de sobra que tomaba rayos UVA para estar moreno, no era normal encontrar un madrileño tan moreno en pleno febrero.
Se me echaba la hora encima, ya eran más de las siete y Ramón vendría a por mí sobre las ocho. Teníamos todavía un montón de cosas por arreglar antes de la boda, como cualquier pareja queríamos que todo saliese perfecto. Antes de meterme en la ducha miré la lista de tareas pendientes para ese día, lo que no solucionásemos ese jueves ya no lo podríamos arreglar, pues estaba convencida de que a la mañana siguiente mis neuronas estarían colapsadas y solo se alinearían para dar el sí quiero en el momento preciso. Teníamos que ir a la floristería a recordarle lo de mi ramo, y a repasar los adornos para el coche de novios. Me sorprendí de mí misma al darme cuenta de que en realidad eso de casarme a la antigua me hacía mucha ilusión. Justo cuando me iba a meter en la ducha sonó el teléfono, menos mal que acostumbro a llevarlo siempre conmigo, la idea de correr desnuda por la casa a la caza y captura de esa llamada no hubiese sido nada elegante. Vi el nombre de Ramón como llamada entrante.
-Buenos días. ¿Por donde andas?
-¡Ah! ¿Ya estás despierta? Te imaginaba todavía enroscada en las sabanas. ¿Has podido dormir bien?
-La verdad es que cuando me acosté me costó un poco conciliar el sueño, pero ya sabes que una vez dormida no hay terremoto ni boda que me saque de él.
-Bueno, pues ves arreglándote que en algo más de media hora estoy ahí, voy a coger ya el tren. Pero no tardes, ¿eh? Que ya nos conocemos
-¡Vaya! Si eres tú el que me está entreteniendo. Venga, cuelga ya y déjame que me meta en la ducha que estoy pillando frío y una novia con estornudos y sonándose la nariz no queda nada estético-
-Venga, hasta ahora.
-Besos.
Me di una ducha rápida, siquiera me lavé el pelo, pues no quería perder tiempo después secándolo, de todos modos al día siguiente me lo tenían que arreglar en la peluquería y salir a la calle con el pelo húmedo en Marzo no era cuestión. Me vestí rápida y cuando terminé ya eran las ocho. Me senté en la mesa de la cocina, donde mi madre preparaba ya la comida. Cuando estaba nerviosa le daba por hacer tareas de la casa compulsivamente, lo cierto es que prefería verla cocinar como una cosaca a que estuviese pasando el aspirador por todas partes.
-¿Has desayunado ya?
-No mamá, ahora tomaremos algo por ahí cuando venga Ramón, supongo que iremos a comer unos churros por ahí.
-¿A qué hora viene a por ti?
-Pues habíamos quedado a las ocho, pero vamos, que lo mismo el tren se ha retrasado.
-Pues ves tomando tú algo que lo mismo el ya viene desayunado.
-¿Qué es eso que hay ahí…? ¿Tortilla de patatas?- me acerqué y corté un trozo para comérmelo con pan.- Ay mamá, no sabes lo mucho que voy a echar de menos tus tortillas.
-Anda exagerada, que no te vas a vivir tan lejos, cuando vengáis a cenar hago tortilla y así te quitas la espinita.

martes, 28 de julio de 2009

En días así...

Amor, infancia y otras muertes


Hoy recordé algo de cuando era pequeña, no pequeña de tamaño pues en eso apenas he cambiado, sino pequeña de saber que ya es septiembre y pronto empieza el colegio porque en el salón de casa huele a libros nuevos y pinturas de madera.
Me vino a la mente el momento en el que una amiga del colegio me regaló algo, lo cierto es que no sé qué fue eso que me regaló pero recuerdo la conversación:
- Toma, esto es para ti
- ¿Para mí para mi casa?-( porque no era lo mismo que fuera para mi a que fuera para mí para mi casa, eso es que era más mío)
- Si, para ti para tu casa
- ¿Pero para mí para mi casa para siempre?- ( es que no era lo mismo que fuera para mí para mi casa a que además fuese para siempre, eso significaba que era mío mío de verdad)
Después pasa el tiempo, tanto que olvidas que las penas se curaban jugando a la rayuela y que el miedo era mejor guardarlo debajo de la cama, si no te asomabas a ver qué había debajo incluso podías olvidarte de él. Pero lo cierto es que todavía me da miedo mirar debajo de la cama. Todavía tengo fe en las promesas y pienso que si alguien me dice que es mío para mí para mi casa para siempre, no se le va a olvidar que la palabra siempre es siempre. Quizá sea la única que no se hizo mayor.
Me pasó el día dibujando rayuelas, lanzando la piedra y saltando, saltando a ver si en uno de esos se me caen las penas.
Mi psicoanalista me lo ha confirmado varias veces (como si con una no hubiese bastante), dice que sigo siendo una niña y que poco a poco tengo que ir enterrando la infancia, pero ¿cómo voy a hacer eso si no quiero? Si hago eso ¿qué será de los sueños?
Supongo que quiere que abra los ojos de una vez y que vea que el mundo es mucho más cruel de cómo lo pinto.
Al final esta niña terminará matándome…

Cifras (IV)

No nos costó mucho esfuerzo encontrar trabajo, en Madrid hay muchas academias de ingles y Ramón continuó durante un par de años en el periódico mientras enviaba curriculums a las cadenas de televisión ofreciéndose como corresponsal subrayando que no le importaba el destino. A veces me daba miedo pensar en los riesgos que podía correr, ya habían muerto varios periodistas mientras estaban países en guerra, los atentados seguían sucediéndose en un lugar y otro, y ya no solo pensaba en guerras, también me daba miedo los países de Sudamérica o islas del caribe, con los fuertes huracanes y terremotos, pero no le decía nada a él, yo sabía que era su mayor ilusión y no era quién para robársela o empañarla con mis temores. Un día recibió una carta del una cadena internacional, necesitaban un colaborador de corresponsal en la frontera de Gaza. Ramón estaba emocionado, al fin su sueño iba a cumplirse, dejaría la silla, el ordenador, las frías cifras y meras palabras y por fin trabajaría con gente de verdad. Un escalofrío recorrió mi cuerpo, casi a diario se podía ver en la televisión alguna desagradable noticia de aquel país, los atentados eran semanales, las muertes diarias, sentí ganas de llorar, de agarrarme a su pierna como una niña pequeña y rogarle que no fuese, pero no podía, no tenía ningún derecho a hacerlo, él no lo hizo cuando me dieron la beca y pasamos un año separados, de todos modos él a penas pasaría unos tres meses, ese era mi consuelo.
Nunca había prestado más atención al telediario como en aquellos tres meses, veía todas las ediciones, desde la de las siete de la mañana hasta la de las doce de la noche incluso a veces veía los avances informativos de otras cadenas. Mi padre estaba preocupado por mí pues en cuanto salía alguna noticia de Gaza o de Israel, dejaba de comer y no volvía a retomar el plato, solía terminar llorando sobre la cama. Mi hermano Sergio aparecía a la media hora con un vaso de leche con cacao.

-Si no lo matan allí le voy a partir la cabeza cuando vuelva, ¡hay que ver lo preocupada que te tiene el pijo engominado ese! Venga, tómate la leche que cuando vuelva no te va a conocer de lo delgadita que te estás quedando.
- Vaya ánimos me das, idiota.
-Me apena verte así Marta, verás como vuelve pronto, sano y salvo, ¿quién lo va querer allí? El día menos pensado lo recibes en casa, con un sello de urgente pegado en la frente, jajaja.
-Que tonto eres, la verdad es que dar ánimo y consuelo no es lo tuyo.
-Bueno, tampoco se me da tan mal, mírate, te estás riendo.

Cuando volvió una cosa nos quedó clara, queríamos pasar el máximo tiempo juntos. No dejaba de contarme lo calamitoso de aquella zona, la de gente que vivía en los campos de refugiados que no eran más que perreras humanas en las que faltaba agua, comida y sobraba miseria. Conoció a una niña que había quedado huérfana y cuidaba de su hermano de apenas dos años, nadie se ofreció a ayudarla en el tiempo que estuvo allí, cada uno lucha por sobrevivir y no se preocupa de los demás, era doloroso ver como el espíritu de supervivencia se limitaba a ser de los primeros en las colas de la comida y mantener el vaso lo mas lleno de agua posible.
Fue impactante verle llegar al aeropuerto, esperaba encontrarlo como siempre, excesivamente limpio, repeinado y con sus horribles zapatos marrones, sin embargo cuando lo vi aparecer por el pasillo de desembarque era como si no fuese el mismo, sus cabellos estaban rizados y mucho más largos, por lo visto en esos tres meses no se los había cortado, casi se le metían en los ojos, había cambiado su polo blanco por una camisa color caqui y sus vaqueros por unos pantalones de lino, su tez estaba mucho más morena y curtida por la intemperie y el duro sol que atiza la zona y ni rastro de sus zapatos marrones, en su lugar calzaba unas sandalias grises. Era como si en vez de tres meses hubiese pasado allí tres años, estaba mucho más maduro en todos los sentidos, me encantaba tenerle de nuevo junto a mí.

sábado, 25 de julio de 2009

Cifras (III)

Definitivamente había quedado como una idiota. En ese momento me hubiese encantado ser avestruz y meter la cabeza en un agujero a muchos kilómetros de profundidad donde, probablemente estaba enterrado mi ego. Que estúpida puedo resultar a veces.
De camino a las aulas me acerqué a él y le pedí perdón, le había juzgado mal solo por su aspecto. Me dijo que no había nada que perdonar y que le gustó el modo en que defendí mis ideas y opiniones, que prefería ser arañado por la sinceridad que apuñalado por la mentira y que el mejor modo de enterrar el hacha de guerra era tomando un café. Acepté y quedamos para el viernes siguiente por la tarde, pero no en la cafetería de la universidad, sino en un centro comercial.
Poco a poco me fui dando cuenta de cómo era por dentro y casi me fui olvidando de su ropa y su peinado, digo casi, porque aquellos horribles zapatos marrones eran imposibles de evadir. Lo que más me gustaba de él era la credibilidad que daba a todas sus ideas, la ilusión y el empeño que ponía en sus proyectos, la fuerza que transmitía al hablar o incluso al mirar, nunca apartaba la mirada, siempre permanecía franca e inalterable. Quedamos en varias ocasiones para ir a la biblioteca donde me descubría escritores que no sabía ni que existían y me sorprendían gratamente, otras veces quedamos para ir a una cafetería y finalmente para ir al cine o salir a bailar. Como es de suponer, terminamos enamorándonos el uno del otro, aunque a veces parecía más bien una relación amor-odio, pues ambos defendíamos nuestras ideas con uñas y dientes y nos costaba mas de un palo al orgullo dar nuestro brazo a torcer o simplemente cerrar la boca, cosa que era casi imposible para mí.
El peor momento de nuestra relación fue cuando me dieron una beca para ir a Manchester a terminar mi carrera. Era una gran oportunidad para mí pues no es lo mismo hablar en ingles con un profesor, por preparado que esté, a estar en Inglaterra hablándolo en todo momento. Aunque nos llamábamos todos los días se notaba que la distancia nos estaba enfriando. Acostumbrados a estar juntos casi todo el día era muy duro no verse, las frases se quedaban cortas, nuestras voces no eran las mismas por teléfono y lo pero de todo, malinterpretábamos las palabras, un simple “de acuerdo” se tornaba desprecio, los “te echo de menos” parecían reproches y los “cuídate” un adiós sin retorno. Por aquel tiempo Ramón se puso a trabajar en un periódico, no era el trabajo de su vida, pero al menos adquiría experiencia y se ganaba unos euros. En un par de meses juntó dinero suficiente para pagarse un vuelo a Manchester y darme así una gran sorpresa. Tan solo pasó conmigo cinco días, pero eso renovó totalmente nuestra relación. Le llevé a conocer Londres y junto a él todo era mucho más bonito, incluso el palacio de Bakingham que me resultaba fosco y lúgubre parecía tener más vida. El BigBen se veía más grande y sus campanadas sonaban con otro tono más alegre.
-La ciudad se alegra de que estés aquí.- le dije
-Vaya, ¿y tú no?- ya conocía la respuesta.
-Yo no tanto.- me encantaba hacerle de rabiar y como él lo sabía se hacia el ofendido.

jueves, 23 de julio de 2009

FoBiaS

Fotografía de Lara Jade
Él me decía
que nunca podría vivir un caracol dentro de mi ombligo
por más margaritas que pusiese intentando mostrarle el camino,
porque yo era como una hormiguita
de arriba para abajo todo el día
y los caracoles son animales tranquilos
a los que les gusta dormir;


lo cierto es que solo me gustaba la noche
porque se podían ver las estrellas
y las sombras,
que aunque más grandes que por el día,
parecían menos sombras;


me gustaba la noche
porque me hacía la dormida en el sofá
mientras él le hablaba a los gatos.


Ahora la casa está llena de caracoles,
los gatos
juegan con las margaritas que arraigaron en el sofá;


la soledad es como una farola
y las farolas proyectan sombras demasiado grandes,

tanto que a esta hormiguita tiene miedo de la noche.

Cifras (II)

Fue en la universidad, él estudiaba periodismo y yo filología inglesa. No solía juntarme mucho con los de esa materia, pero en los alrededores de la universidad coincidíamos todos y él era amigo de alguno de mis compañeros con los que solía almorzar, así que en más de una ocasión pasamos algún rato juntos. Para empezar no me caía bien, su forma de vestir me irritaba, siempre tan pulcro con sus polos blanco nuclear y sus vaqueros perfectamente planchados, llevaban hasta la raya marcada, su pelo de pijo reprimido peinado de lado con mucha gomina para que no se le notasen los rizos que a lo largo del día se desgobernaban irremediablemente y esos zapatos de piel marrón, ¡dios santo, marrón! ¿Quién lleva zapatos de ese color hoy día? Solo quienes son incapaces de salirse del tiesto, para quienes las normas están para cumplirlas, jamás estaría con alguien así. Y lo peor de todo era su carrera, ¿a qué aspiraba con una carrera así? ¿A vivir pegado a una silla frente un triste ordenador creando alguna columna para un periódico y soñando cada día con ser un redactor algo más importante? Penoso.
Jana me decía que no debía ser tan severa con él, se le veía un chico noble y cada uno tiene sus ambiciones en la vida, no por ello debía menosprecias las de los demás. Yo estaba convencida de que decía eso porque estaba coladita por él, no había más que mirarle la cara cuando Ramón hablaba, a veces hasta se le abría la boca y no podía más que contemplarla esperando verle caer la baba de un momento a otro.
Un día surgió un tema algo polémico, la guerra de Irak. Todos coincidíamos en que el móvil de todo era el petróleo, pero que por culpa del amor al dinero se habían segado muchas vidas y seguía muriendo gente. Ramón dijo que le encantaría poder hacer algo por el bien de los damnificados, habían quedado cientos de familia deshechas, gentes sin casa y a nadie parecía importarle, aquí solo nos llegaba una ínfima parte de la información y nada de lo que se nos contaba tenía nombre propio, solo se hablaba de cifras, de victimas, pero así no se alcanza el corazón de la gente y mucho menos de los políticos quienes parecen tenerlo de acero reforzado.
Le miraba atenta mientras lo contaba y me indignaba, a él tampoco parecía afectarle mucho, después de todo parecía estar en buena posición económica y social, le bastaba con extender la mano para que papá y mamá le diesen las llaves de un coche, las de un piso o las de un apartamento en Torrevieja. No me pude callar.
-Pues ya me dirás tú a mí qué piensas hacer desde la oficina de un periódico o en la redacción de un canal de televisión. Si te vas a limitar a engominarte los rizos cada mañana y en ir a comprar camisas cada vez que una de esas empiece a amarillear, Irak puede seguir esperando. No creas que eso que planteas es fácil, conlleva un riesgo y el precio puede ser muy alto, y no me estoy refiriendo al dinero que llena tus bolsillos, me refiero a la vida, puede costarte la vida.

Hubo un largo e incomodo silencio, sus ojos permanecieron clavados en los míos durante todo el tiempo que estuve hablando, por primera vez me di cuenta de que eran verdes. Inspiró profundamente como analizando todo lo que había dicho en un momento, la verdad es que cuando me altero hablo muy rápido y alto, a veces creo que grito demasiado. Jana me había estado dando codazos todo el tiempo en un vano intento de silenciarme, pero no me di cuenta hasta que lo hube soltado todo y me noté el brazo dolorido.
- Entiendo que te indigne que un pijo como yo diga esas cosas, pero permíteme aclararte que no tengo ninguna intención de permanecer con mi culo pegado a una silla mientras haya grandes historias que contar ahí fuera. Si estoy estudiando periodismo es porque quiero ser corresponsal en algún país en guerra y una vez allí mezclarme con los ciudadanos, saber cómo viven, cómo sufren en sus carnes las consecuencias de tal situación, conocerles como personas, sus costumbres, sus necesidades, sus miedos y sueños. No quiero ser un simple periodista Marta, quiero ser escritor.

miércoles, 22 de julio de 2009

Una vez alguien me preguntó con qué poema de Benedetti me sentía identificada. Lo cierto es que me hubiese gustado que me preguntase con qué personaje, tampoco lo hubiese dudado un segundo Avellaneda, de La tregua. Pero como esa no era la pregunta, aquí os dejo la contestación.

NO TE SALVES .
No te quedes inmóvil al borde del camino
no congeles el júbilo
no quieras con desgana
no te salves ahora ni nunca.
No te salves
no te llenes de calma
no reserves del mundo sólo un rincón tranquilo
no dejes caer los párpados pesados como juicios
no te quedes sin labios
no te duermas sin sueño
no te pienses sin sangre
no te juzgues sin tiempo. . .
Pero si pese a todo no puedes evitarlo
y congelas el jubilo
y quieres con desgana
y te salvas ahora
y te llenas de calma
y reservas del mundo sólo un rincón tranquilo
y dejas caer los párpados pesados como juicios
y te secas sin labios
y te duermes sin sueño
y te piensas sin sangre
y te juzgas sin tiempo
y te quedas inmóvil al borde del camino
y te salvas
entonces no te quedes conmigo .

martes, 21 de julio de 2009

Cifras(I)

Tendría aproximadamente unos ocho años cuando la profesora de ética nos tendió un folio sobre el pupitre a cada uno de los niños que componíamos la clase. Nos pidió que hiciésemos una redacción sobre cómo imaginábamos el día de nuestra boda, yo sonreí, no pensaba casarme nunca.

Me desperté después de haber dormido plácidamente durante toda la noche, estiré los brazos y las piernas a la vez, en una ocasión escuché que si te estirabas mucho por las mañanas crecías más y yo, en mi empeño por seguir creciendo, continuaba estirándome con todas mis ganas en un vano intento de alcanzar unos centímetros aunque ya hacía mucho tiempo que dejé la edad del crecimiento.
Miré a mi alrededor y contemplé con nostalgia los vestigios de una infancia, las muñecas descansaban en las estanterías como si nunca hubiesen sido tocadas, sus vestidos permanecían pulcros, siempre fui muy cuidadosa con mis cosas, por eso se conservaban tan bien. En la plancha de corcho, entre fotos de varias épocas se dejaba entrever un dibujo que hice cuando todavía estaba en el parvulario seguramente fue uno de los primeros dibujos que hice estando en el colegio, a la vista estaba que nunca fui dada a las bellas artes. Clavada con una chincheta se distinguía una foto de más o menos la época del dibujo, mi madre se empeñaba en ponerme vestidos con enormes cuellos que se volteaban con el viento y me tapaban los ojos, cuando lo que más me gustaba eran los pantalones y para colmo de males me hacía dos tirantes coletas, una a cada lado de la cabeza que, a mi parecer, me daban un ridículo aspecto, al menos en aquel tiempo me lo parecía y cuando llegaba la noche era un suplicio quitar las apretadas gomas que siempre me arrancaban algún que otro cabello y me dejaba un terrible dolor en el cuero cabelludo ¿Quién dijo que ser pequeño fuera fácil?
Se entreabrió la puerta de mi cuarto y apareció una cara curiosa, mi hermano Sergio. Con eso de que era el mayor siempre se creyó con el derecho de husmear en todos los rincones de mi dormitorio, de mi cartera, de mi vida, pero me encantaba por más que fingiese enfado en muchísimas ocasiones, después de todo, el deber de todo hermano mayor es velar por el bien de los pequeños y él tomó siempre al pie de la letra su deber de custodio.
-¿Qué hay hermanita, has dormido bien o los nervios te han estado torturando toda la noche?
- A ver nene, sabes que soy impasible, no hay nada en este mundo que me quite el sueño, ni mi propia boda. Y por cierto, a partir de mañana se acabó eso de llamarme hermanita, creo que con 27 años y casada va siendo hora de que me llames hermana.
-Anda, no digas más tonterías que tu siempre serás mi hermanita pequeña.- dijo mientras me frotaba la cabeza con el puño.
-¡Ay para! Mira que eres bruto Sergio. Déjame que me voy a la ducha.
-Pobre Ramón, se casa contigo porque no te conoce, espera que te vea transformada en Terminator verás que pronto sale corriendo. ¡Rancia!
-¡Olvídame!- grité desde el aseo.
La verdad es que algo nerviosa sí que estaba, ya solo quedaba un día para mi boda. Cuando me propuso que nos casáramos lo acepté con mucha ilusión, después de todo, una cosa era el compromiso y otra era el día de la boda que parecía muy lejano. Cuando lo conocí ni se me hubiese pasado por la mente que algún día llegaría a estar casada con él.

lunes, 20 de julio de 2009

Erase una vez


Siento que cada vez que vuelves a casa no te encuentres con la princesa del cuento que te contaste cuando decidiste dormir conmigo, que en su lugar encuentres a una chica con los dedos llenos de inútiles versos, churretes de rímel en los ojos y tristezas haciendo contrapeso sobre los párpados.


Siento que cada vez que despiertes me encuentres en el polo sur de la cama, abrazada a la esperanza y soñando que despierto acariciada por unas cortinas mecidas con el aire de otra ciudad.


Siento que busques suspiros en mi cuello y solo encuentres el frio que deja el silencio, ya te avisé que mi cuerpo es un receptáculo de dolor y que nada de lo que me ocurra pasa sin dejar su huella. Y ahora ya ves, solo puedo darte lo que recibí de ti, aunque cada una de esas cosas me arañe la piel cada vez que brota por los poros.


Siento que en el final de tu cuento la princesa prefiera ser nenúfar, quedarse a vivir en una charca con las ranas y los peces, y que no quiera comer perdices porque crea que ellas también merece su final feliz y que un para siempre solo exista cuando nunca antes se había prometido.

sábado, 18 de julio de 2009

"Volar... qué tontería" by Billy Macgregor

“Has roto todos mis sueños”, le dijo ella, aquel día, y le habló de una hoja de papel, de que si la rompías en mil pedazos ya nunca sería la misma hoja de papel, aunque pegaras sus trocitos escrupulosamente y luego la planchases al vapor. Nunca sería la misma hoja de papel, si no, otra cosa, como ella, que ya no era la misma, si no otra cosa, menos feliz.“Quiero cosas pequeñas, y quiero muchas- le dijo-, quiero que me digas bonita, de vez en cuando, quiero hacerme viejita contigo, quiero que sonrías, que te dejes tocar, que me hables, ¿por qué no me hablas?”.“Porque no me entiendes”, le dijo él.“Porque no te explicas”, le dijo ella.“Porque no me entiendo”, le dijo él.Él era un loco. Se desilusinflusionaba como un globo ante la visión de un mundo que le parecía, horrible, y segundos más tarde, temblaba de emoción y quería que todo el mundo mirara al cielo y les decía, alucinado, “mirad, una nube”.Se ató una vez a las puertas de un estadio de fútbol, gritaba, cabrones, o algo parecido, y se cagaba en los fichajes millonarios, absurdos, y le hablaba a la gente, de un sitio llamado hambre, y la gente, se le meaba encima.Para hablar de la guerra fue a Camboya. Pisó una mina antipersona y estuvo tres días sin moverse, hasta que pudieron sacarle de allí. Luego habló de la guerra y otra vez se le mearon encima.Cuando hablaba de amor todo el mundo le escuchaba y nadie tenía ganas de mear. Un día, mientras hablaba del amor, se la sacó, y se meó en todo el mundo.Estuvo un rato en la selva, con tigres que se comían a la gente, y flores raras y hormigas con la cabeza muy gorda. Vino muy delgado, diciendo que el hombre, era idiota.Otro día quiso hablar de la muerte, y hubo que quitarle de las manos las tijeras.Todo se acaba, el Sol también, lo ha dicho un científico.“Mi lucha-le dijo ella-es llevar al niño a un buen colegio, tener una casita blanca con terraza, y tender tus camisas y mis bragas, al Sol, a ese que dices que se acaba, mi lucha es trabajar catorce horas y cobrarlas todas, y los domingos, ver como te comes esos emparedados de tres pisos, que te hago, mi lucha es, enseñarte como sepa a vivir sin tus fantasmas, y si no lo consigo, ganar sola mis batallas, mi lucha no es salvar el mundo, amor, el mundo, nunca estará a salvo”.Había algo extraño en el ambiente.Pero no había nada extraño en el ambiente.Aquel día, el Mar escupía olas que eran como mujeres vestidas de encaje para una boda con la muerte, y el viento, era una navaja.“Tengo que vivir”, le dijo ella, mientras él con el dedo dibujaba en la arena la palabra adiós, y le hacía un lacito con el humo del cigarro.

(Necesitaba compartir este escrito de Billy con vosotros)

viernes, 17 de julio de 2009

Sobre la balanza

Me gusta el olor a incienso, sobre todo cuando el humo empieza a expandirse por el pasillo y la casa huele a todo menos a casa. Es como si un pedacito de otro mundo viniera a visitarme, entrando descaradamente sin llamar a la puerta, sin pedir un permiso que obviamente le daría.
Odio el sonido de los timbres, es como un aviso estridente de alguna visita desagradable, sin embargo me resulta tan cálido el sonido de los nudillos sobre la puerta, tan natural que creo que si la madera sonriese de alguna forma sería así.
Me gustan las madrugadas tardías, esas en las que el sueño no viene a visitarme y solo consigo pensar en él, en ella, en ti. A veces pienso que mi cama se hace chiquitita y yo con ella, que podemos salir ambas por la ventana y volar hacia cualquier lugar sin que nadie nos vea, casi puedo sentir el fresco de la noche en mi cara, quizá a eso sea a lo que se refieren cuando hablan de soñar despiertos.
Me gusta el olor a ropa recién planchada y sin embargo adoro las arrugas, los pliegues y la asimetría. Siento que lo que es demasiado liso no me pertenece, quizá por ser tan genéticamente exacto, y es que cuando las cosas se ven tan lindas deben tener un cepo mortal escondido en cualquier parte, o ¿nunca te cortaste con un folio?
Odio los uniformes, porque sé que el hábito no hace al monje.
Me gustan las películas de llorar y la gente que me hace reír, adoro las sonrisas cuando los ojos también sonríen y me alegro de saber descifrar las miradas aunque la persona que tengo en frente no medie palabra.
Odio las leyes porque no tienen arrugas pero sí muchos cepos, o ¿nunca te cortaste con una ley?
Me gusta el pan con mantequilla y la leche con cola cao, porque huele a infancia y a calor de madre, a dibujos animados y a merienda descalza sobre el sofá, sabe a beso en la frente y a cuento antes de dormir.
Odio las guerras y el anonimato de las muertes, odio las cifras y los números tatuados en el antebrazo. Odio el dinero, la envidia y a la gente engominada con raya al lado, no me resultan de fiar, se empieza por pretender dominar el pelo y se termina por querer gobernar el mundo, solo hay que ver una foto de Hitler.
Me gusta despertarme cruzada en la cama, abrazarme a la almohada y pensar cuánto hace que no me besan y recordar cuándo fue la última vez, a que sabía su boca, como me temblaban las piernas (porque todavía me pongo nerviosa con un beso en los labios).
Odio el olvido, porque solo aparece cuando menos se le precisa, supongo que él también tiene sus leyes.

Puedo atrapar las penas
y esconderlas en mi escote
(no sabes cuánta melancolía puede caberme en el pecho),
suspirar en colores,
llorar sin lágrimas
y hablar sin que las palabras me rocen los labios.


La vida no son los años que pasan
sino los segundos en los que te sientes vivo.


Tal vez mañana solo sea para ti
poco más que un recuerdo de Julio,
algo así como una nube de tormenta
en tu tranquila mañana de sol,
o puede que quieras saber
qué fue de la chica el sombrero de esparto,
aquella con mirada ilusionada
y sonrisa tímida;


quizá para entonces
yo siga sentada en tu orilla
esperándote,
con una clave de fa dibujada en la arena
y el beso que no atiné a darte guardado entre los dedos
para que el aire no te lo robe;


y ojala que algún día
veamos amanecer a la hora de la luna,
me abraces
y me digas cualquier tontería
algo sin sentido,
algo así como que me quieres de aquí a plutón.

Geometria de una trenza


¿Alguna vez has viajado a un lugar que no conocías de nada, solo por nombre, y mientras llegabas a él sentías que algo bueno te esperaba? Las casualidades son la magia de la cotidianidad y yo creo en la magia.
Una vez, cuando todavía tenía edad para sentarme sobre las piernas de mi madre le pregunté mientras me hacía dos trenzas cómo se podía saber si estaba enamorada, me dijo que el amor era como la geometría de una trenza, era algo que se iba enredando poco a poco pero de forma sutil, tanto que cuando te dabas cuenta ya era demasiado tarde para deshacerla sin dejar marcas. No la entendí. Mezclar pelos con besos no era algo que entrase en mi cabeza infantil. Por circunstancias de la vida decidí ser peluquera y por supuesto me propuse desvelar cual era esa geometría misteriosa que mi madre manejaba con tanta soltura.
Las palabras, dicen, son solo palabras y creo que esa es una de las frases que más me pueden herir, tanto que las he utilizado para dañar a otras personas en momentos de impotencia “solo somos un puñado de palabras y nos volaremos con el viento”. Si tanto daño se puede hacer con ellas entonces no son solo palabras. Podía haber dado la vuelta, o simplemente no haber enviado ese mensaje, pero no podía perder la oportunidad, tanto tiempo, tanta distancia, tantas ganas.
Sabía que el amor no podía ser solo un corazón pintado en un papel, ni ramos de flores en san Valentín, pero tampoco encontraba la respuesta. No solía ilusionarme con cualquier chico del colegio y menos del instituto, pero si en alguna ocasión me pasó me limitaba a tumbarme boca arriba en mi cama y fantasear sobre qué le diría. Pero solo dibujaba corazones en papeles que después terminaba tirando a la basura. No, el amor no era un corazón de papel.
Le tenía delante, las casualidades habían jugado a hacer malabares con las horas y los kilómetros y por fin estábamos juntos. Las palabras se amontonaron en la garganta y no supieron salir, los relojes se ahogaron durante unos segundos y a mi se me olvidó cómo era aquel ejercicio tan cotidiano de respirar. Solo recuerdo un libro, una playa, una camiseta amarilla, sandalias azules y el mar… su mar. Le hubiese abrazado como tantas veces soñé, y todavía no entiendo por qué no lo hice, tal vez por miedo a despertarme una vez más. Entonces él se acercó a mí mientras se disculpaba por lo que iba a hacer. ¿Alguna vez has ido por una carretera a gran velocidad y en un badén has sentido vértigo por unos segundos, como si al corazón le fallasen los latidos en ese segundo? Pues algo parecido sentí cuando él me besó. Todavía tengo su sabor en la boca, hay sabores y olores que viajan directos al cerebro para quedarse ahí por siempre.
La geometría de una trenza, ahora lo entiendo. El amor te enreda poco a poco y en realidad solo te das cuenta de la gravedad del asunto cuando entras en la geometría de un beso, cuanto sientes que no puedes respirar, que se te ha olvidado tragar saliva y la garganta pide auxilio mientras las palabras se amontonan intentando salir, el corazón solo se limita a lanzarlas a golpe de pálpito, pero es tanto lo que ese corazón late que no hay forma humana de hablar. Solo quedan los ojos para decir te quiero, te necesito, quédate conmigo
, no te vayas, existes…
Ahora sé qué tengo que responder cuando alguien me pregunte qué es el amor, es tan sencillo como decir que el amor es como la geometría de una trenza.

jueves, 16 de julio de 2009

Reencuentro

Cerré la ventana, bajé la persiana y me quedé sentada en el sofá, como derrocada. Aguanté la respiración o respiraba tan flojito que el oxígeno entraba a los pulmones partícula a partícula, casi al punto de la asfixia como si él me pudiese escuchar desde la calle. No era un fantasma, pero hubiese sido el protagonista perfecto para mis pesadillas, de hecho lo fue durante mucho tiempo. Hacía meses que no me preguntaba qué sería de él, incluso llegué a pensar que estaba muerto, tampoco sabía cómo había encontrado mi dirección o si realmente sabía que vivía allí, quizá solo era casualidad. No, no podía ser casualidad, si él no vivía en mi pueblo ¿qué hacía allí?
Venía arrastrando los pies calle abajo con un abrigo mugriento que seguramente le habría dado un alma caritativa o en el peor de los casos rescató de un contenedor de ropa usada. El pelo lo tenía bastante largo, al menos haría cuatro meses que no se lo cortaba pues ya se le formaban los rizos sobre la frente.
Todo en mi vida tenia que ser blanco o negro, para mi no existían los grises y con él nada era de un color uniforme, era como vivir en una feria ambulante y yo era la montaña rusa, arriba o abajo nunca en línea recta, del llanto a la carcajada olvidando que podía existir el equilibro o quizá desconociendo la existencia del mismo.
¿Estaría todavía allí abajo o se habría marchado? No podía subir la persiana, siquiera levantarme del sofá pues las rodillas todavía me temblaban, de todos modos no tenía nada que hablar con él, nada… ¿nada?
Me acerqué al mueble bar y me serví un vaso de whisky. El alcohol es un salvavidas de plomo cuando te estas ahogando en el mar de los recuerdos, no ahoga las penas, ahoga el alma entera y las resacas las pasas llorando. Tenía en mi mano el arma de la discordia y el error en la concordia. No fui capaz de darle un solo trago, lo dejé frente a mí y observé los hielos que flotaban en él mientras ordenaba los recuerdos por orden de preferencia, primero los de odio, después los de asco y por último los de compasión, pero ya se sabe los últimos serán los primeros y me centré en los compasivos. Él tirado en mitad del pasillo con un golpe en la frente llorando arrepentido, él sentado en el suelo de la cocina con un corte en la mano pidiéndome ayuda, él dormido en el descansillo del portal con los pantalones mojados de orina, él al otro lado del teléfono deseándome un “feliz cumpleaños princesa”gangoso mientras llenaba de babas el auricular, él con un regalo de reyes para mí el día diez de enero y su sonrisa etílica de oreja a oreja, de doce a doce, de diciembre a diciembre.
Llevaba sola desde que lo dejé sin avisar y a penas lo había echado de menos, aunque mentiría si dijese que no pensaba en él, lo hacía muy a menudo, pero nunca pensé volver, ni llamarle y preguntarle como estaba. Tampoco le debía nada ni había nada que reclamarle, nos habíamos cuidado mutuamente hasta que todo se hizo insoportable, para mí por supuesto.
Si mi ego fuese de hielo yo sería un iceberg diez veces más grande que el que hundió al Titanic, a veces tengo que respirar profundo para tragarme la sal que se amontona tras mis párpados pero nunca lloro delante de nadie, es indigno que la gente piense que puedo llegar a sentirme inferior a ellos. Él sin embargo siempre lloraba cuando le gritaba y le amenazaba con marcharme y dejarle solo, se tiraba al suelo y me agarraba de la pierna mientras lloraba como un chiquillo diciéndome que me quería, que era lo único que tenía en la vida, y era cierto, tan cierto como que él era lo único que yo tenía, pero a veces es mejor tener las manos vacías que tenerlas llenas de escorpiones.
Me fui sin avisar y él vino del mismo modo.
Hacía mucho frío y mi respiración se condensaba en el cristal de la ventana. Ya podía tenerme en pie sin que las piernas me flaqueasen. Cogí las llaves y bajé hasta la portería, no se veía a nadie, abrí y entonces lo vi apoyado en la pared con los brazos cruzados tiritando de frío, me miró y no dijo nada, solo abrió los ojos tanto que parecía que se le iban a salir de las órbitas. No se atrevía a dar un paso hacia delante quizá por mi gesto rudo, me di cuenta y suavicé la cara, sonreí con timidez como lo hace una niña con vergüenza, le extendí una mano y me la tomó, estaba helado y olía a rancio, dios sabe el tiempo que llevaría sin ducharse o incluso sin comer. Lo dirigí hasta mi portal y se quedó parado en la misma puerta:

-Yo… yo quería... lo siento.
- No importa papá, no importa. Yo también me caí muchas veces antes de aprender a andar, tú solo no me sueltes la mano.

sábado, 11 de julio de 2009


Necesito que llueva
mucho,
tanto
que sería capaz de llorar una tormenta ahora mismo,
buscaría sobornar al cielo
con la promesa de una luna nueva colgada entre mis pechos
la primera noche de agosto
y un amanecer desnuda para él.



Se amontonan las nubes negras
pero hay una timidez en forma de viento que las zarandea
y las pasea de este a oeste,
sobre todo hoy,
cuando es el aire de levante quien las mueve.




...y al final llovió, mientras dormía

jueves, 9 de julio de 2009

Más verdades


La vida que no se agita se mancha
y termina por heder.
Yo esperaré aquí
inventando alguna excusa para estar a tu lado,
perseguiré las negativas que corren por el suelo
y las esconderé debajo de la cama
para que las termines olvidando.


Así que ven
métete conmigo en la ducha
y sacudámonos esta tristeza
mientras matamos alguna canción,
ven,
siéntate a mi lado y acaríciame los sueños
que entre tus dedos me resultan menos imposibles.


Volvieron a robarnos los días
ahora que no estás.
No atino a abrocharme los zapatos sin tus manos
olvidé cómo se escribe ahora que no hay palabras,
la vida se duerme en tu recuerdo
y la rabia se viste de impotencia
apuñalándome con verdades.


Por eso ven,
métete conmigo en la ducha
y sacudámonos esta tristeza
mientras matamos alguna canción.


No existe el miedo mientras sepa que estarás
esperándome al otro lado de la calle.


Ven,
siéntate a mi lado y acaríciame los sueños
que entre tus dedos me resultan menos imposibles
.


Que necesito tu respiración agitada en mi nuca
mordiéndome cada amanecer.

miércoles, 8 de julio de 2009

Estancias


Se difuminan los trenes de esta estación sin nombre
no quedan billetes de ida ni dinero en los bolsillos,
solo queda pedir clemencia,
un golpe entre las cejas para volverme a dormir
y soñar con tus pestañas.


Podría esperar otra noche más
.....................................................conservar las maletas

-........................................................................................y sentarme en el anden
por si algún tren despistado viene a buscarme
y algún silbido a lo lejos me pellizca las entrañas.


Bailan los pliegues de mi falda
con el viento que se me cuela entre las rodillas
pero las sonrisas están atadas con la tira de las sandalias
para hacer del suelo un sitio
donde poder caminar sin arrastrar los pies,
no hay parpadeos
y la respiración parece ser un ejercicio repetitivo
que me hace sudar.


Llegará la mañana el día menos pensado
alguien me encontrará con las manos oxidadas,
......................................................un trozo de carbón en la boca
...........................................................................................y piedras en los bolsillos
tal vez entonces entiendas
por qué me quise marchar de aquí.

martes, 7 de julio de 2009

Cuentos de viejas


¿Qué pasaría si el mundo como nosotros lo conocemos terminase? ¿Y si cuando tengamos nietos lo que ahora es cotidiano se nos prohibe para poder conservar la existencia humana, cosas como hablar, besar, abrazar? ¿Qué pasaría si la Tierra se declarase en huelga y al final las pestes ganasen la batalla?




Y así sucedió,
que las montañas se hicieron arena
se secaron los mares
y los ríos no supieron dónde desembocar,
las nubes perdieron su forma unificándose en una barrera
hasta que olvidamos de qué color es la luna.

La enfermedad creó su propio gobierno sobre nosotros
quedándonos prohibidos el sudor,
el aliento y la saliva,
solo corrientes de aire entre nosotros.

Los cuerpos se hicieron cárceles humanas,
receptáculos de silencios,
las bocas olvidaron las palabras
porque los oídos no sabían cómo escucharlas,
los besos y los abrazos se fosilizaron
adquiriendo forma de rosa de los vientos
desapareciendo con el tiempo
hasta que nadie supo qué era amar.

Eres tan pequeño que nunca viste amanecer
y ahora por más que intente explicártelo
hablándote bajito para que nadie nos oiga,
no entenderás qué es este agua que sale de mis ojos,
no alcanzarás a saber por qué echo de menos
la presión de unos brazos alrededor de mi cuerpo
ni por qué espero sentada sobre este escalón
que se terminen mis días
porque no es lo mismo la vida sin mundo.

viernes, 3 de julio de 2009

Love of lesbian

Esta tarde ha venido un amigo y me ha regalado muchas sonrisas y esta canción. Lo mejor que se me puede ofrecer es el descubrimiento de un cantante o grupo que no conocía, y que me llegue dentro dentro, por supuesto.
Tiene canciones muy buenas al menos en este último disco "Cuentos chinos para niños del japón", ya el titulo da, no?
Esta canción que os traigo de Love of lesbian se llama "Universos infinitos", a mi personalmente me gusta más la de "Historia de una Hache que no queria ser muda", pero os dejo que indagueis vosotros, también me gusta regalar música, así que si la conseguis escuchar solo pido que penseis en mí mientras lo haceis. Pero ahora os dejo con "Universos infinitos" que es la canción en particular que me ha regalado.

Ahora dicen que hay muchos más universos
infinitos como el nuestro.
Dime si no es para volverse loco,
¿no te sientes más pequeño?
Dos espejos frente a frente crearán
cien mil caras que observar,
puede que alguno de ellos sea el real,
lo tendré que investigar.
Que empiece el viaje ya ...
Infinita ingenuidad,
ilusión centesimal,
me creía tan capaz con mi capsula de albal,
mi torpeza fue total,
de tan grande es demencial,
no detecto una señal,
nunca encontraré el lugar
donde al fin me entienda.
Me perdí en mi universo,
¿y tú?
Me perdí en mi universo, ¿y tú?
No volveré a hacerlo más,
no he encontrado respuestas.
¿Y si no regreso jamás y este ruido no cesa?
Mundos que van a estallar si mi vida es la apuesta.
Y yo ya no puedo hacer más si este más siempre resta ...
Y yo ya no puedo hacer más si este más siempre resta ...
Y yo ya no puedo hacer más ...