- Y ahora dice que estamos locas
- ¿Estamos?
- Claro, estamos, no te excluyas que aunque tú y yo somos diferentes estamos metidas en el mismo cuerpo.
- Pues yo paso, esa guerra no me pertenece. Es más, creo que estás loca de verdad, ¿o no recuerdas lo que hiciste esta mañana?
- Claro que me acuerdo. Me levanté a las ocho y media, de camino a la cocina me froté los ojos para que se me despegasen las legañas, metí una rebanada de pan en el tostador…
- No, no me refiero a eso. A medio día mientras preparabas la comida se te desparramaron los macarrones por el suelo y ¡hablaste con ellos!
- Ah, sí, es que son buena gente, y verlos así, pobrecitos todos tirados por el suelo. Oye, ¿de verdad crees que estoy loca?
- No, no lo creo, al fin y al cabo has estado hablando con un muro de hormigón el último año del cual a penas recibías respuestas monosílabas, así que, ¿qué hay de malo en que hables con los macarrones?
- Pues tienes razón. Y ahora ¿qué vamos a hacer?
- Pues no te lo puedo decir aquí porque resulta que ese que piensa que estás loca nos lee.
- ¿Nos lee? ¡Ah, que ahora se nos ha vuelto marujona y todo! Vaya tela y yo que pensaba que…
- Shhhhh… calla, acércate y te cuento mi plan. – psspspsp pspsppsps pspspsps psp - ¿qué te parece?
- Madre mía, ¿cómo no se me había ocurrido antes?
- Porque estás loca, ¿o es que además de locura te ha entrado amnesia?
- Pues lo cierto es que se me ha olvidado cómo se hacen muchas cosas, por ejemplo besar.
- Venga, venga, ya te estás poniendo rosa como diría… ( ejem, ejem)
- ¿Tienes carraspera?¿ Quieres una juanola?
- Calla idiota, que no es carraspera lo que pasa es que no podemos decir nombres propios aquí, ¿no ves que somos personajes públicos? Lo dicho.
- ¿Sabes qué?, que es una pena que haya tenido que esperar a desenamorarse de mí para darse cuenta de que estoy loca, cuando otros precisamente se hubiesen enamorado de mi locura.