Podría confesarme
pedir perdón por todo el daño cometido
y hacer propósito de enmienda
a favor de aquellos años
lastimeros,
del tiempo perdido reviviendo
aquellas sombras de antaño
que aún tratan de tiznar de gris algún
rincón de mi pecho.
Dejarme caer arrodillada
y pedir clemencia por mi lentitud
de comprensión
por tanto silencio,
por tanta frase inconexa,
inacabada…
Por no haber sido yo cuando debía
por haber tardado tanto en quitarme
la coraza
y hacer comprender que no soy más
que pétalos y sangre.
De perdonarme,
por haber dicho sí cuando en
realidad era no,
por haberme desnudado vez tras
vez frente a unos ojos vacíos,
por haberme despreciado, ignorado
y silenciado,
por perder durante tanto tiempo
mi nombre creyéndome nadie para pronunciarlo
pensando que solo cobraría
sentido si salía de otra boca.
3 comentarios:
:-)
Quebueno volviste a escrinir.
Te leí el 27 de septiembre regrese y me gustaría volverás a escribir ese es fantástica.
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