miércoles, 6 de noviembre de 2019

En clave de fa


Una vez,
tan solo una vez mi cuerpo fue guitarra entre sus manos.
Me acarició como hacía con ella,
con un arpegio intenso de sus dedos sobre mi piel 
y me convertí en madera y resonancia,
 en ritmo y melodía.
Bailamos como bailan los borrachos bajo la lluvia,
sin pensar en la pulmonía,  
en el remordimiento de la resaca que amanece con el sol ,
ignorando que no hay canción eterna.
Después me marché 
igual que se marchan las palabras que se dicen sin pensar,
con su sabor en mi boca,
su olor entre mi pelo
y la certeza de que nunca volvería a gemir en clave de fa.