miércoles, 12 de agosto de 2009

Sopla, que me quemo


Ya sé
que para resurgir de las cenizas
primero habría de arder,
desaparecer tras una llamarada
y poco a poco florecer con las lluvias;


Y encontré
que la mejor muerte,
la que me lleva más ardua hacia el fuego,
se encuentra entre tus piernas,
en la saliva que derramas en mi boca;


Que la fricción más candente
existe en los milímetros que suman tus manos
mientras pasean por mi piel
y yo me dejo mecer bajo los vaivenes de tu cuerpo,
estremecida
aferrada a las sabanas que amenazan con asfixiar la noche.

2 comentarios:

Giovanni-Collazos dijo...

Te leo con admiración.

Gio.

Genética Inexacta dijo...

Gracias Gio, ya sabes que eres bien recibido.
Besos