martes, 19 de enero de 2010

Voces


-Pues no sabes la última
- Vete a saber, de una escritora chalada me espero cualquier cosa. A ver, cuéntame.
-Pues nada, que dice que se va a comprar un velero y se va a ir a vivir lo más al este que pueda, a un lugar donde el mar sea lo primero que vea cada amanecer y lo último cuando caiga la noche.
-Pobrecilla, ella sola tan lejos. Y digo yo, ¿para qué coño quiere un velero si no sabe navegar?
- ¿Y desde cuando ha sido eso impedimento? A caso no sabes todavía que es una cabezota y que se empeña en conseguir aquello que se propone.
-Sí, pero no siempre lo consigue. Mira por dónde le salió lo de la compañía teatral.
-Yo de eso no sabía nada. Bueno, lo de que las cosas no le salgan siempre bien tampoco es culpa suya, supongo que se sacará el carnet, yo que sé. Pero bueno, a lo que iba, que dice que se quiere ir lejos, donde solo huela a mar y nadie la conozca, porque dice que su espalda ya no soporta más miradas. Se nos va a hacer una ermitaña, o peor, como Chanquete y no la van a sacar de su barco ni muerta.
-Nunca he soportado tu humor sádico, mira, ni tu sarcasmo tampoco, ya que estamos… te lo tenía que decir.
-Y yo no soporto tu perpetua melancolía, siempre lloriqueando, como si la vida no fuese más que penas.
-Yo no lloriqueo siempre, también me río a veces. Déjame en paz, que no sabes más que ofender.
-Pero qué susceptible eres. Bueno, pues como te decía, que como al final le salga bien la cosa nos mudamos, te guste o no.
-A mi sí que me gusta la idea, sin el mar no podría vivir, después de todo es el mismo mar del que habla en sus poesías, aun que la playa del sur le va a quedar muy muy lejos, tanto que con el tiempo tal vez nadie recuerde que ella escribió en la arena una frase…
-Venga, venga, ¿ya estamos con las penas? Toma un pañuelo y suénate, anda.
-Gracias. Ahora tendremos trabajo, porque ella se sentirá sola y empezará a echar de menos las cosas de aquí.
-Qué nos vamos a una isla, no al desierto, allí también hay jamón serrano.
-¡Pero qué insensible eres! Hablo de otras cosas, allá donde va no conoce a nadie, así que tendremos que hacer que escriba mucho más que ahora para que no sienta el vacío.
-¿Sabes qué te digo? Que a todos nos va a venir bien un cambio de aires.
-Oye, ¿y si se relaja tanto que deja de escribir y al final morimos?
-Eso no puede ocurrir, lo cierto es que ella solo dejará de escribir cuando muramos.

6 comentarios:

Espera a la primavera, B... dijo...

Me gustan las voces que no se oyen y que siempre hablan.

Ernesto Pérez Vallejo dijo...

Me ha encantado el enfoque de tus voces...un suspiro le mando a tu velero para que llegue a buen puerto......abrazos nostalgicos.

Genética Inexacta dijo...

Dicen cosas que sentimos pero no oímos, pero mira, de vez en cuando hacen que el resto de la gente las escuche.
Besotes miles desde ...ya no se ni dónde ando.

Genética Inexacta dijo...

Ese suspiro me lo guardo para mí y al velero que le sople el viento del sur, que me han contado que viene cargado de cosas.
Me guardo también la nostalgia, que la voy a meter en una cajita junto a la mia a ver si hacen buenas migas, seguro que sí, ya verás.
Se te quiere pecadito.

Bletisa dijo...

Tus yoes se llevan muy bien.
Hala, a navegar.

Genética Inexacta dijo...

NO les queda otra Bleti, mejor que arreglen sus diferencias sin violencia o saldremos los tres mal parados,
Besotes desde el este