miércoles, 7 de septiembre de 2011

Edad y otros males

Esta extraña manera de envejecer
de descubrir que casi no me quedan versos entre costilla y costilla
de contemplar como la niña que soy
ya no tiene miedo de las cosas de antes
de cómo se va perdiendo por el camino
dejando un rastro de miguitas de pan que se llevan las hormigas,
solo en días de lluvia o de mar soy capaz de escuchar sus risas.

Esta irrefrenable manera de cambiar
de ser más menos, para bien o para mal,
de esperar lo inesperado y no desesperar por las causas perdidas.

Este vértigo de hacerse grande
 de ser para otros más de lo que soy para mí misma,
 de no saber renunciar al daño del pasado,
de ir y venir sin moverme del sitio,
 de ver pasar los días desde mis zapatillas planas.

Esta edad de madurez infantil
estos tiempos que corren, raros, a mi alrededor,
este pavor a perder de nuevo una última vez,
este cuerpo menudo que pronto se llenará de arrugas…
esta yo todavía.

4 comentarios:

Sangre dijo...

No sabes como te entiendo niña poeta, todas mis miguitas se las llevaron las hormigas hace tiempo, y las piedrecitas blancas ilusión infantíl que se me fueron cayendo, las busco desesperadamente con estos ojos que ya no ven con la inocencia del niño que fui y que a veces aún se me asoma a los ojos...

Un abrazo... es un placer volver a verte por aqui.

Carlos

Desconcierto dijo...

Se te echaba de menos
¿dónde te metiste? ;)

un beso...me gusta leerte...que no pase tanto tiempo para el siguiente poema, ¿vale?

Genética Inexacta dijo...

Ay la edad, carlos.... la infancia a veces se añora, verdad?
Besotes grandes y gracias por estar

Genética Inexacta dijo...

Antonio!! Pues meditando y esas cosas :)

Palabra, a ver si a partir de ahora dejo salir todo lo que llevo dentro.
Se te quiere
Muaaaaaaaack