miércoles, 2 de enero de 2013

De "Oleo para dos"


Cuando las cosas no marchan bien se ven espejismos. Siempre he escuchado hablar de los espejismos del desierto, suele ocurrirle a gente que está pasándolo mal debido al calor, tal vez llevan tiempo sin beber agua o incluso tienen la sensación de estar perdidos entre tanta duna, entonces frente a ellos aparece un gran lago de aguas frescas y cristalinas que segundos después vuelve a tornarse arena. Julián estaba empezando a ser mi espejismo. Nunca había tenido cosas en común con Alberto, nuestros gustos musicales, cinematográficos, de ocio, en fin, casi cualquier cosa en la que se puede o se debería coincidir, eran totalmente dispares y lo que más me molestaba era que nunca daba su brazo a torcer. Ahora aparecía Julián, como por arte de magia, con su talento, su música, sus pies descalzos, la tarta de manzana, su sonrisa y tantas cosas interesantes que contar, que de pronto todo a su alrededor se llenaba de luz y tenía la sensación de que era el único camino por el que debía caminar. Una vez leí en un libro del que no recuerdo el titulo, algo que era más o menos así: “a veces es necesario encontrar la luz para darnos cuenta de que todo este tiempo hemos estado en oscuridad. Cuando esto ocurre es momento de dejar las penumbras y lanzarnos a ver a dónde nos lleva esa luz”.

3 comentarios:

Espera a la primavera, B... dijo...

Lo primero que conocí de ti fueron unos pies descalzos sobre una arena gris, me hablabas del este y tenías la inequívoca vocación del verbo temblándote en la yema de los dedos, y yo sucumbí a las olas que nacían de ellos, del océano que yo creía que nos separaba.
Planeé mil veces ir a buscarte allí donde estuvieras, siempre con el rumbo equivocado, y anhelaba la tarde en que avistara la orilla de tu boca recitando de viva voz lo que mis ojos leían.

Quizá los espejismos sean necesarios para vivir, para que nos lleven mucho más allá de donde nos atreveríamos a llegar.

Todos somos el espejismo de otro, todos somos el amor secreto que nunca alcanzará.

A ti la luz te ilumina, ni te imaginas lo mucho que se te nota el sol iluminándote, así que déjate llevar, camina por el único camino por el que creías que debías caminar.

Te conocí cuando eras unos pies descalzos sobre arena gris, mirando ya hacia el este, por donde sale el sol.

Besos

Toni

Desconcierto dijo...

Buscando otra luz

besos L.A

Anónimo dijo...

suerte Dueña, de parte los tres, o los cuatro. de los que te quieren o de los que te desean.beso.