domingo, 19 de diciembre de 2010

Doce horas

Llegan puntuales las noches,
como casi siempre, cada doce horas,
el momento de debatirse entre el sí y el no
entre el ahora y el “ espera un momento”,
entonces me doy cuenta de que odio las matemáticas,
porque la profesora dice que follar es palabrota
y yo le digo que follar no es más que
hacer el amor al cuadrado
y que sexo por X es igual a dos cuerpos desnudos sobre una cama.

Ya lo sabes, soy una niña aplicada
pero también una alumna rebelde,
nada tiene que ver con pretender ser poeta.

En la calle solo quedan gatos pardos haciendo honor al refrán,
gente buscando en los contenedores restos de otras gentes
de esta capital con inicial de teleserie de los ochenta.

4 comentarios:

Ernesto Pérez Vallejo dijo...

Esta poesía es distinta pero igual de buena que siempre, un placer pasar, incluso esta vez dejo el silencio de lado.

Yo no maullo ya sabes, abrazos.

K. dijo...

sí lo sé, aunque no me acuerde.

mofin dijo...

yo sí, me acuerdo.

El lado Oscuro del Corazón... dijo...

Sólo llamo poeta al hacedor de belleza...me gustas mas niña rebelde...con esa sonrisa pícara de golondrina...

eres poeta...porque solo te consigo ver cuando cierro los ojos...despues de leerte...y se me sube el corazón a la boca...para gritar tu nombre.

no me lo digas...yo también se inventarte uno...que huela a sol a sal y a hierba...y que no se parezca mas que a ti..

besitos.
Carlos