miércoles, 29 de abril de 2009

Metamorfosis


Hay miedo,
miedo y vergüenza en las pupilas
donde antes centelleaba el valor,
en las retinas que no parpadeaban
ante un horizonte nublado,
donde podía esconderse una niña
que temblaba como gelatina de fresa
y parecer indestructible.


Pero las miradas cambian,
no lo quería creer
y rompí todos los espejos que me apuntaban
los que iban dictando la metamorfosis,
de yunque a mierda,
aunque nunca fui yunque,
tal vez tablón
donde es sencillo hendir muescas.


Sé de la garganta,
que se pone roja por los gritos que no se dan
y es que no es tan sencillo como lo pintan
ni tan difícil como parece,
pero sentir no se compra en los mercados de especias,
quiero ultra congelarme hasta quebrarme en mil cachitos
para esparcirme en las ciudades donde me gustaría volver a nacer
o donde sería capaza de morir,
pero el miedo vuelve,
las pupilas se contraen y restan el espacio para los sueños,
el corazón se dilata a golpe de latido
y las lágrimas ajenas pesan más que las propias,
sí,
vuelve el miedo.

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