viernes, 17 de abril de 2009

Violación de silencio


Una trinchera tras las palabras,
como si fuese un buen escondite,
algo que evitase las balas que
bien o mal intencionadas
revolotean alrededor de los silencios,
adentrándose en ellos
y violándolos hasta que gritan desesperados.


Los silencios desaparecen cuando se pronuncian
y entonces solo queda un eco
prácticamente imperceptible,
solo quien conoce esa voz ahogada
quien en otras ocasiones la escuchó cantar
sabe de dónde proviene
y los motivos de ese gemido.


No sabemos si pronto o tarde
si hoy
o por el contrario ya ayer
se podía poner enmienda a esta guerra.


El ahora es lo que cuenta
y es tan volátil e incierto
como una bocanada de humo.

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