A ti
que has cuidado las flores de mi tristeza
y las hiciste sonreír
sin miedo a marchitarte,
que te bebiste mis silencios
y dejaste que te hablase con las palmas de las manos.
Nos hablamos, callamos,
y no existieron los vacíos.
Se restaron los kilómetros
y los reconstruimos con pedazos de piel,
sentí que me sentías,
pelearon las bocas por buscar un hueco donde dormir
o donde morirse en plena batalla,
y morimos para después renacer en un enredo de brazos.
2 comentarios:
yo conozco esos ojos...y estas palabras???...me gustan!
A ver si la brujilla vas a ser tu niña!!
Gracias por traer ese pedacito de arcoiris hasta aquí.
Besotes desde mi escoba...siempre!!
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