lunes, 20 de julio de 2009

Erase una vez


Siento que cada vez que vuelves a casa no te encuentres con la princesa del cuento que te contaste cuando decidiste dormir conmigo, que en su lugar encuentres a una chica con los dedos llenos de inútiles versos, churretes de rímel en los ojos y tristezas haciendo contrapeso sobre los párpados.


Siento que cada vez que despiertes me encuentres en el polo sur de la cama, abrazada a la esperanza y soñando que despierto acariciada por unas cortinas mecidas con el aire de otra ciudad.


Siento que busques suspiros en mi cuello y solo encuentres el frio que deja el silencio, ya te avisé que mi cuerpo es un receptáculo de dolor y que nada de lo que me ocurra pasa sin dejar su huella. Y ahora ya ves, solo puedo darte lo que recibí de ti, aunque cada una de esas cosas me arañe la piel cada vez que brota por los poros.


Siento que en el final de tu cuento la princesa prefiera ser nenúfar, quedarse a vivir en una charca con las ranas y los peces, y que no quiera comer perdices porque crea que ellas también merece su final feliz y que un para siempre solo exista cuando nunca antes se había prometido.

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