miércoles, 29 de julio de 2009

Cifras (V)

A los dos días de estar en Madrid me pidió matrimonio. No me lo esperaba, para que engañarnos, ninguno de los dos éramos tradicionalistas, más bien hubiese esperado que me propusiese irnos a vivir juntos, pero ¿casarnos con anillo, vestido blanco, ramo de flores y todo eso? Nunca, jamás lo hubiese sospechado. Quien se llevó una gran alegría era mi padre, el pobre pensaba que el matrimonio me ayudaría a sentar la cabeza, no le quise quitar la ilusión, así reservé mi razonamiento lógico-aplastante sobre el matrimonio y los cambios de personalidad en el ser humano para otro momento, tal vez para más tarde cuando mi hermano viniese a reírse nuevamente de Ramón y de mí. Me encantaba atormentar a Sergio con mis ideas y análisis sobre el ser humano, era tan vulnerable que terminaba con cara de impacto. Como siempre le he dicho, mucho cuerpo y poco cerebro. Se pasaba las tardes en el gimnasio levantando pesas y aunque siempre me lo ha negado, sé de sobra que tomaba rayos UVA para estar moreno, no era normal encontrar un madrileño tan moreno en pleno febrero.
Se me echaba la hora encima, ya eran más de las siete y Ramón vendría a por mí sobre las ocho. Teníamos todavía un montón de cosas por arreglar antes de la boda, como cualquier pareja queríamos que todo saliese perfecto. Antes de meterme en la ducha miré la lista de tareas pendientes para ese día, lo que no solucionásemos ese jueves ya no lo podríamos arreglar, pues estaba convencida de que a la mañana siguiente mis neuronas estarían colapsadas y solo se alinearían para dar el sí quiero en el momento preciso. Teníamos que ir a la floristería a recordarle lo de mi ramo, y a repasar los adornos para el coche de novios. Me sorprendí de mí misma al darme cuenta de que en realidad eso de casarme a la antigua me hacía mucha ilusión. Justo cuando me iba a meter en la ducha sonó el teléfono, menos mal que acostumbro a llevarlo siempre conmigo, la idea de correr desnuda por la casa a la caza y captura de esa llamada no hubiese sido nada elegante. Vi el nombre de Ramón como llamada entrante.
-Buenos días. ¿Por donde andas?
-¡Ah! ¿Ya estás despierta? Te imaginaba todavía enroscada en las sabanas. ¿Has podido dormir bien?
-La verdad es que cuando me acosté me costó un poco conciliar el sueño, pero ya sabes que una vez dormida no hay terremoto ni boda que me saque de él.
-Bueno, pues ves arreglándote que en algo más de media hora estoy ahí, voy a coger ya el tren. Pero no tardes, ¿eh? Que ya nos conocemos
-¡Vaya! Si eres tú el que me está entreteniendo. Venga, cuelga ya y déjame que me meta en la ducha que estoy pillando frío y una novia con estornudos y sonándose la nariz no queda nada estético-
-Venga, hasta ahora.
-Besos.
Me di una ducha rápida, siquiera me lavé el pelo, pues no quería perder tiempo después secándolo, de todos modos al día siguiente me lo tenían que arreglar en la peluquería y salir a la calle con el pelo húmedo en Marzo no era cuestión. Me vestí rápida y cuando terminé ya eran las ocho. Me senté en la mesa de la cocina, donde mi madre preparaba ya la comida. Cuando estaba nerviosa le daba por hacer tareas de la casa compulsivamente, lo cierto es que prefería verla cocinar como una cosaca a que estuviese pasando el aspirador por todas partes.
-¿Has desayunado ya?
-No mamá, ahora tomaremos algo por ahí cuando venga Ramón, supongo que iremos a comer unos churros por ahí.
-¿A qué hora viene a por ti?
-Pues habíamos quedado a las ocho, pero vamos, que lo mismo el tren se ha retrasado.
-Pues ves tomando tú algo que lo mismo el ya viene desayunado.
-¿Qué es eso que hay ahí…? ¿Tortilla de patatas?- me acerqué y corté un trozo para comérmelo con pan.- Ay mamá, no sabes lo mucho que voy a echar de menos tus tortillas.
-Anda exagerada, que no te vas a vivir tan lejos, cuando vengáis a cenar hago tortilla y así te quitas la espinita.

2 comentarios:

Giovanni-Collazos dijo...

Llamame tonto,.. pero la historia es muy creíble, felicitaciones si en verdad te casas!...

Gio.

Genética Inexacta dijo...

Jajajja no Gio, no puedo llamarte tono porque no lo eres, pero quizá un poco despistado,no me caso, nada de bodas!!Es una historia, tal vez real, quizá ficticia, pero ajena a mi vida totalmente.

Besos