viernes, 17 de julio de 2009

Geometria de una trenza


¿Alguna vez has viajado a un lugar que no conocías de nada, solo por nombre, y mientras llegabas a él sentías que algo bueno te esperaba? Las casualidades son la magia de la cotidianidad y yo creo en la magia.
Una vez, cuando todavía tenía edad para sentarme sobre las piernas de mi madre le pregunté mientras me hacía dos trenzas cómo se podía saber si estaba enamorada, me dijo que el amor era como la geometría de una trenza, era algo que se iba enredando poco a poco pero de forma sutil, tanto que cuando te dabas cuenta ya era demasiado tarde para deshacerla sin dejar marcas. No la entendí. Mezclar pelos con besos no era algo que entrase en mi cabeza infantil. Por circunstancias de la vida decidí ser peluquera y por supuesto me propuse desvelar cual era esa geometría misteriosa que mi madre manejaba con tanta soltura.
Las palabras, dicen, son solo palabras y creo que esa es una de las frases que más me pueden herir, tanto que las he utilizado para dañar a otras personas en momentos de impotencia “solo somos un puñado de palabras y nos volaremos con el viento”. Si tanto daño se puede hacer con ellas entonces no son solo palabras. Podía haber dado la vuelta, o simplemente no haber enviado ese mensaje, pero no podía perder la oportunidad, tanto tiempo, tanta distancia, tantas ganas.
Sabía que el amor no podía ser solo un corazón pintado en un papel, ni ramos de flores en san Valentín, pero tampoco encontraba la respuesta. No solía ilusionarme con cualquier chico del colegio y menos del instituto, pero si en alguna ocasión me pasó me limitaba a tumbarme boca arriba en mi cama y fantasear sobre qué le diría. Pero solo dibujaba corazones en papeles que después terminaba tirando a la basura. No, el amor no era un corazón de papel.
Le tenía delante, las casualidades habían jugado a hacer malabares con las horas y los kilómetros y por fin estábamos juntos. Las palabras se amontonaron en la garganta y no supieron salir, los relojes se ahogaron durante unos segundos y a mi se me olvidó cómo era aquel ejercicio tan cotidiano de respirar. Solo recuerdo un libro, una playa, una camiseta amarilla, sandalias azules y el mar… su mar. Le hubiese abrazado como tantas veces soñé, y todavía no entiendo por qué no lo hice, tal vez por miedo a despertarme una vez más. Entonces él se acercó a mí mientras se disculpaba por lo que iba a hacer. ¿Alguna vez has ido por una carretera a gran velocidad y en un badén has sentido vértigo por unos segundos, como si al corazón le fallasen los latidos en ese segundo? Pues algo parecido sentí cuando él me besó. Todavía tengo su sabor en la boca, hay sabores y olores que viajan directos al cerebro para quedarse ahí por siempre.
La geometría de una trenza, ahora lo entiendo. El amor te enreda poco a poco y en realidad solo te das cuenta de la gravedad del asunto cuando entras en la geometría de un beso, cuanto sientes que no puedes respirar, que se te ha olvidado tragar saliva y la garganta pide auxilio mientras las palabras se amontonan intentando salir, el corazón solo se limita a lanzarlas a golpe de pálpito, pero es tanto lo que ese corazón late que no hay forma humana de hablar. Solo quedan los ojos para decir te quiero, te necesito, quédate conmigo
, no te vayas, existes…
Ahora sé qué tengo que responder cuando alguien me pregunte qué es el amor, es tan sencillo como decir que el amor es como la geometría de una trenza.

6 comentarios:

Espera a la primavera, B... dijo...

Me encanta la idea, me gusta el texto pero me quedo con la arena de la fotgrafía.
Qué suerte tienes al ser correspondida...

Ernesto Pérez Vallejo dijo...

uy Que bonito todo.....y será verdad? me gusta mucho el simil de la trenza sabia madre la tuya, un abrazo, me alegra verte tan feliz, saluditos.

Genética Inexacta dijo...

A veces las cosas no son tan faciles como parecen, quizá por eso lo más sencillo sea recurrir a la escritura, no Toni?

Me gusta verte por aquí y que traigas el olor de tu tierra.

Besos

Genética Inexacta dijo...

Verdad? NO sé Ernesto, la diferencia entre la realidad y la ficcion está solo en lo palpable, para saberlo solo puedes haberlo vivido.
Y tú, estas feliz? Sonríeme...
Besos del este

Espera a la primavera, B... dijo...

Yo no tengo tierra, Loida, yo soy como tú; yo soy de las nubes.

Genética Inexacta dijo...

Pero no lluevas Toni, deja que sean ellas las que lo hagan por ti